El segundo caso en la historia, doce años después del primero, “muestra el camino” hacia una nueva estrategia terapéutica.
Un hombre que fue diagnosticado como portador del virus del sida (VIH) en 2003, y que nueve años más tarde desarrolló un cáncer, parece haberse curado de las dos enfermedades después de recibir un trasplante de médula ósea.
Casi tres años después del trasplante, y un año y medio después de dejar de tomar fármacos antirretrovirales, no tiene ningún rastro detectable de VIH en el organismo.
Hay un único precedente de curación del VIH, el llamado paciente de Berlín, que quedó libre del virus tras recibir dos trasplantes de médula ósea en 2007 y 2008.
Desde aquel caso, los investigadores han intentado sin éxito curar a otros seis pacientes que han recibido trasplantes de médula.
En todos los casos, el virus ha resurgido pocas semanas después de interrumpirse el tratamiento antirretroviral.
La desaparición del virus en el paciente de Londres reaviva la esperanza de que la curación del VIH es posible.