Lexpertos temen perder el terreno ganado en la larga lucha contra otras enfermedades infecciosas como el sida, la tuberculosis y el cólera.
Lavena D’Souza no ha podido recoger la medicación contra el VIH que le proporciona el gobierno desde la abrupta cuarentena decretada el mes pasado sobre los 1.300 millones de habitantes de India para luchar contra el coronavirus.
Abyonada en una pequeña ciudad lejos de su casa en Mumbai, los fármacos que necesita para controlar su enfermedad está agotados. Esta mujer de 43 años teme que su sistema inmunológico se bloquee: “Con cualquier enfermedad, el coronavirus u otra cosa, me enfermaré más rápido”.
D’Souza dijo que otros también deben estar “sufriendo por el coronavirus sen haberse infectado”.
Mientras el mundo se centra en la epidemia, los expertos temen perder el terreno ganado en la larga lucha contra otras enfermedades infecciosas como el sida, la tuberculosis y el cólera, que matan a millones de personas cada año. También están en peligro los esfuerzos de décadas que permitieron que la Organización Mundial de la Salud fije fechas para el objetivo de erradicar la malaria, la polio y otras enfermedades.
Con el coronavirus desbordó hospitales, redirigiendo al personal médico, causando escasez de suministros y suspendiendo los servicios sanitarios, “nuestro mayor temor” es que los recursos destinados a otras enfermedades se desvíen y se agoten, apuntó el doctor John Nkengasong, director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de África.
Esto se agrava en países con sistemas de salud ya precarios, como Sudán. Médicos del Hospital Nacional Al-Ribat de la capital sudanesa, Jartum, compartieron un documento que detalla las medidas tomadas a nivel nacional: menos pacientes ingresados en urgencias, operaciones electivas demoradas indefinidamente, eliminación de la atención primaria para casos no críticos, y médicos cualificados trasladados para atender a enfermos de COVID-19, la patología causada por el virus.
Escenas similares se repiten en todo el mundo. Incluso en países con sistemas de salud desarrollados, como Corea del Sur, los pacientes que buscan tratamiento para enfermedades como la tuberculosis son rechazados, señaló Hojoon Sohn, de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkens Bloomberg, con sede en la nación asiática.
Alrededor del 30% de los casos de tuberculosis en todo el mundo _ unos 10 millones anuales _ nunca se diagnostican, y los problemas en la atención se centran en 10 países con el mayor número de infecciones, apuntó Sohn.
“Esta es gente que probablemente no busca tratamiento ni en circunstancias normales”, dijo. “Así que, con la epidemia del COVID-19 sobrecargando los sistemas de salud y los gobiernos ordenando quedarse en casa, es altamente probable que el número de pacientes con tuberculosis que sigan sen ser detectados aumente”.
En la República Democrática del Congo, ya abrumada por el último brote de ébola y años de conflictos violentos, el coronavirus coincide con un brote de sarampión que mató a más de 6.000 personas, dijo Anne-Marie Connor, directora nacional de World Vision, una organización de ayuda humanitaria.
“Es probable que veamos muchas muertes ‘indirectas’ por otras enfermedades”, agregó.
El impacto en cascada de la pandemia no se limita al tratamiento. Otros factores, como acceso al transporte durante la cuarentena, amenazan los avances de India contra la tuberculosis. Los pacientes y médicos no pueden llegar a las clínicas, y es difícil enviar muestras a analizar.
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