La temporada de calor va de marzo a junio y es cuando suelen dispararse los días con altos niveles de ozono.
Para la temporada de polución por ozono están previstos 12 días de contingencia atmosférica y quienes padecen o padecieron Covid-19 serán de los más afectados.
La temporada de calor va de marzo a junio y es cuando suelen dispararse los días con altos niveles por este contaminante. «Hay una estimación de que para este periodo de ozono el número de días con valores superiores a las 155 partes por billón, que declara la contingencia, estaría entre 2 y 23, con un promedio de 12″, aseguró Víctor Hugo Páramo, coordinador de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (Came).
La estimación es elevada, en función de que el cambio en el semáforo epidemiológico aumentará la movilidad y las actividades actividades económicas de manera gradual.
Para 2020 fueron previstas siete contingencias, pero el confinamiento por la epidemia redujo en general todos los contaminantes. El ozono se mantuvo con niveles altos, por sólo un día ameritó que fuera declarada una contingencia ambiental, explicó el experto del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), Gerardo Ruiz.
En los efectos a la salud, por primera vez tendrá que considerarse la vulnerabilidad por SARS-CoV-2. «El Covid deja un sistema inmune alterado, las personas van a quedar por meses sensibles a cualquier agresión ambiental», planteó la investigadora del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), Patricia Segura.
Con un ritmo lento en la vacunación, las mutaciones del virus y con el rompimiento de las medidas sanitarias en las vacaciones de Semana Santa, puede sobrevenir una tercera oleada de contagios, mezclada con la temporada de ozono, agregó. En 2019 hubo 14 días afectados por 7 contingencias, de las cuales una conjuntó ozono y partículas suspendidas provocadas por incendios forestales.
Este año, las quemas serán nuevamente un factor de riesgo para la calidad del aire, añadió el investigador del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Horacio Riojas. «El ozono es un gas irritante para el sistema respiratorio», explicó.
«Esta irritación produce cambios que facilitan la instalación de enfermedades respiratorias, disminuye la capacidad del sistema inmunológico y eso genera un terreno propicio para las infecciones por bacterias y virus».
En periodos con incremento de ozono hay crisis exacerbadas de asma, enfermedades respiratorias agudas de tipo irritativo, conjuntivitis y eventos cardiovasculares, concluyó la directora de Vigilancia de Padecimientos no Transmisibles de la Secretaría de Salud, Gabriela Nucamendi.