Claudia Rivera se convirtió en la primera mujer en ondear la bandera de México y tocar la campana en la cima del Palacio Municipal.
La rivalidad política entre el gobernador Miguel Barbosa Huerta y la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco destacó esta noche, pues por primera vez en la historia reciente de Puebla, realizaron sendos Gritos de Independencia en sus sedes de gobierno.
A diferencia del año pasado, no hubo un zócalo fantasmal, pues varios poblanos acudieron a los festejos para dar el Grito y por supuesto bailar, sin importarles la pandemia de Covid-19.
Claudia Rivera –a un mes de dejar el cargo de presidenta municipal de Puebla— se convirtió en la primera mujer en ondear la bandera de México y tocar la campana en la cima del Palacio Municipal, lugar que por años era exclusivo del titular del Ejecutivo.
En su arenga, la alcaldesa destacó la autonomía municipal, lo cual fue celebrado por la ciudadanía a quienes minutos después bajó a saludar y accedió a tomarse fotografías sin portar cubrebocas.
La edil sólo estuvo acompañada de su familia y de algunos miembros de su gabinete como la secretaria de Seguridad Ciudadana, Lourdes Rosales Martínez, cuya posición defendió y provocó el distanciamiento con el mandatario estatal.
«Viva la autonomía municipal, viva Puebla, viva México, viva México», declaró la edil de Puebla.
En su evento también lució la amplia gama de puestos de antojitos y artículos alusivos a las Fiestas Patrias que ocuparon las calles cercanas al zócalo.
Paralelamente, en la sede del gobierno estatal, Miguel Barbosa estuvo acompañado del edil electo, Eduardo Rivera Pérez, así como del futuro presidente del Congreso local, Sergio Salomón Céspedes Peregrina y del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), Héctor Sánchez Sánchez.
En su arenga, el titular del Ejecutivo deseó «¡qué reviva Puebla!», esto en el marco del primer evento en el que se permitió un espectáculo público, con la presencia máxima de mil personas.
También reconoció el trabajo del personal de Salud que continúa brindando atención médica a quien lo requiere.
Tras vitorear a México, el mandatario hizo sonar la campana denominada Esquilón de Zaragoza y ondeó la Bandera de México, para dar paso a los fuegos pirotécnicos y al concierto de La Maldita Vecindad y la Sonora Santanera.
En ese momento, los grupos de 20 personas que fueron distribuidos dentro de espacios delimitados por vallas metálicas, se aglomeraron en los puntos más cercanos al escenario.