Por una medida de “reestructuración”, la planta Nissan en Morelos cerrará sus puertas antes de marzo de 2026, según anunció este martes la compañía automotriz. La firma japonesa explicó que trasladará toda la producción de vehículos a su complejo en Aguascalientes como parte de un plan para optimizar operaciones y aumentar la eficiencia.

La decisión pone en incertidumbre el futuro de alrededor de 4.800 empleados de la planta CIVAC, ubicada en las afueras de Cuernavaca, donde la empresa ha operado desde 1966.

La fábrica fue la primera que la firma estableció fuera de Japón. Cerrará sus puertas tras casi 60 años desde su inauguración en 1966. “Esta transición centralizará la fabricación de los modelos actuales y futuros en Aguascalientes, aprovechando el equipamiento avanzado y recursos de última generación para impulsar la eficiencia de la producción, la logística y el crecimiento sostenible“, ha argumentado la empresa para justificar la decisión.

El reciente presidente y CEO global de Nissan, el mexicano Iván Espinosa, ha tratado de aliviar el golpe en Morelos con unas palabras en el comunicado de la automotriz. “Hoy hemos tomado una decisión difícil, pero necesaria, que nos permitirá ser más eficientes, competitivos y sostenibles”, ha escrito.

El cierre  de Nissan en Morelos obedece a un repliegue de la firma japonesa en todo el mundo por el frenazo al coche eléctrico, que había sido una de sus principales apuestas. “La marca busca reducir su capacidad de producción global de 3,5 millones de unidades (excluyendo China) a 2,5 millones de unidades, manteniendo una tasa de utilización de plantas cercana al 100%”, ha enunciado la compañía. El número de fábricas en Norteamérica, uno de sus principales mercados, pasará de 17 a 10, con CIVAC como una de las principales afectadas.

Nissan redujo sus beneficios un 93,5% en su primer semestre fiscal japonés (de abril a octubre) de 2024 y anunció más de 9.000 despidos en Norteamérica y China, su otro gran vivero de clientes.

La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en enero ha sido otro escollo para la empresa. Tras las múltiples amenazas arancelarias del republicano con el fin de atraer la producción a su país, la gigante automotriz japonesa amagó en febrero con cerrar sus plantas en México. “Exportamos un gran volumen a los Estados Unidos, así que, si hay aranceles altos, tendrá graves implicaciones en nuestro negocio”, dijo su entonces presidente, Makoto Uchida.

Lejos de los despachos quedan los casi 5.000 empleados que la empresa tiene en el extrarradio de Cuernavaca. A ellos el CEO Morales ha dedicado solo una frase en el comunicado: “Nissan trabajará para garantizar que esta transición se lleve a cabo en las mejores condiciones posibles, buscando siempre mantener una relación respetuosa con los empleados afectados en Morelos”.

Con información de EL PAÍS.

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