Don Manuel Segovia falleció el viernes; era una de las dos personas que hablaba el Ayapeco en Tabasco.
La lengua indígena zoque-ayapaneco está por ser una de las 141 variantes lingüísticas que han desaparecido desde tiempos de la Colonia.
Don Isidro Velázquez ya no tiene con quien hablar. Se convirtió en el último hablante del idioma indígena ayapaneco, una lengua que agoniza por apatía de las nuevas generaciones y la marginación de autoridades.
El campesino, de 78 años, dice estar triste y preocupado pues al morir con él, también se extinguiría su lengua ancestral.
Su amigo Manuel Segovia murió el viernes, después de una caída que fue mortal y una cruzada de 15 años por conservar el idioma.
“Para la lengua no hay ninguna clase de esperanza y lo que va a suceder es que esto se va a acabar. Yo creo que estamos dando lo último, el que no nos aprovechó ya no lo hablará (…) si quieren sacar algo de mí, échenle ganas en estos días porque puedo irme atrás del hermano Manuel», dijo en zoque-ayapaneco el septuagenario en entrevista con el diario MILENIO.
Su esposa, Agustina Jiménez, manifestó que de dos ancianos del pueblo de Ayapa, uno dejó de hablarlo por demencia senil y solo queda su esposo Isidro, quien recientemente sobrevivió a un coma diabético y además presenta pérdida de audición.
“Me siento triste y él también (Isidro) porque don Manuel lo venía a buscar y se iban a platicar… Con él (su esposo), se acabaría la lengua porque los dos salían, él y Manuelito, pero como ya se fue, (murió) él solito quedó”, lamentó.
El poblado de Ayapa, en Jalpa de Méndez, lo habitan unas 5 mil 600 personas y está situado a 33 kilómetros de Villahermosa. Su idioma es una mezcla de lengua mixe y zoque que hablaban los olmecas y mayas de Tabasco.
La explosión demográfica y la sociedad moderna provocaron que el ayapaneco se dejara de hablar en la población de manera generalizada pese al esfuerzo de don Manuel Segovia y su hijo José, quienes juntos impulsaron infructuosamente talleres entre niños y jóvenes, quienes desertaron por falta de interés, vergüenza y por la pandemia.
Los indígenas de esta comunidad eran un conjunto de poblaciones rurales que, al paso del tiempo, colapsaron en su dialecto por la transición de una sociedad moderna y actualmente se encamina a ser una lengua muerta.