López Obrador es un presidente en campaña permanente y que sin duda es un mandatario al que la gente le tiene simpatía.
El presidente Andrés Manuel López Obrador llega a su Segundo Informe de Gobierno montado en una campaña permanente, con un alto grado de simpatía, confrontándose con sus críticos y opositores, y combatiendo los efectos económicos y sanitarios de la pandemia, de acuerdo con politólogos y analistas.
De los 100 compromisos de gobierno que al arrancar su administración el 1 de diciembre de 2018 estableció, de acuerdo con el Mandatario cumplió 96 y los pendientes son la eliminación de fuero presidencial, los fideicomisos, conocer la verdad y sancionar a los responsables de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, y lograr un sistema de salud como en países nórdicos.
Mauricio Merino, doctor en Ciencia Política por la Universidad Complutense de Madrid, expresa que López Obrador es un presidente en campaña permanente y que sin duda es un mandatario al que la gente le tiene simpatía, pero ésta no es por sus acciones y obras, sino por tres razones: “La primera es que la mayor parte de la gente tiene poco interés en la política y cuando le preguntan, generalmente se pronuncia en favor del Presidente.
“Segunda, el miedo a las circunstancias que vivimos, y tercera, una campaña permanente con consignas y una narrativa de confrontación”, subraya.
Llama la atención que exista un número tan alto de opositores al gobierno, pues si bien llega con una popularidad de 55%, del otro lado hay 45%, casi la mitad de la población en contra de López Obrador y su gobierno.
Para Lourdes Morales, doctora en Ciencia Política por la Universidad de la Sorbona París III, el contexto es un segundo año de mucha confrontación social, con una fuerte crisis económica derivada de la pandemia: “Llega en un contexto en donde hay una alta tasa de desempleo, todavía no se resuelve el problema de salud, pero hay un deterioro en el diálogo público, hay mucha confrontación en la lógica de los buenos y malos promovida desde la Presidencia, y con eso es muy difícil generar acciones solidarias para salir de la enorme crisis económica en la que estamos”, expone.
Sara Sefchovich, doctora en Historia e integrante del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, lamenta que las esperanzas que muchos pusimos en López Obrador se han estrellado frente a la realidad de la pandemia, pero también de su “necedad, de su enorme desprecio por las instituciones y la ley, y de no escuchar nunca a nadie que tenga argumentos u opiniones distintas a las suyas por más inteligentes que sean”.
Dice que no se debe perder de vista el enojo del Presidente con sus críticos: “Él lo sabe, finge que no le importa, pero sí le importa, porque todos los días vemos que habla del tema, que se enoja mucho y que hasta castiga a quien no es su ideal de lealtad y sumisión completa. A todo mundo le llama opositor, conservador, y no es el caso de muchos que hablan, opinan y ejercen la crítica de manera libre”.
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