De acuerdo con la propuesta del gobierno en turno, la Guardia Nacional se encargará de prevenir delitos, preservar la seguridad pública y combatir la delincuencia a escala nacional.
La discusión sobre la creación de una Guardia Nacional obliga a hacer un análisis de cómo evalúa la ciudadanía el desempeño de diferentes instituciones encargadas de garantizar la seguridad en el país.
De acuerdo con la propuesta del gobierno en turno, la Guardia Nacional se encargará de prevenir delitos, preservar la seguridad pública y combatir la delincuencia a escala nacional.
El mando de este cuerpo estará a cargo de oficiales de las fuerzas armadas y habrá un gabinete de seguridad que encabezará el Presidente de la República donde también participarán los secretarios de Seguridad Pública, Protección Ciudadana, Gobernación, Marina y Defensa.
Esta estructura ha sido cuestionada por diversos grupos en México, quienes consideran que la estrategia podría implicar violaciones a los derechos humanos y abusos.
En este contexto es necesario revisar algunos datos. Las encuestas realizadas cara a cara, en vivienda por Parametría desde hace más de 10 años, nos dan una aproximación de lo que la ciudadanía en México piensa de los diferentes cuerpos de seguridad y de su desempeño, a lo largo del tiempo.
Un primer dato relevante es que a partir de 2008 es mayor el porcentaje de personas que prefieren que el Ejército cuide las calles sobre la policía.
Es importante recordar que a partir de 2007 la estrategia de seguridad del entonces presidente Felipe Calderón fue hacer partícipe a las fuerzas armadas en actividades que antes solo eran desarrolladas por las instituciones policiales, lo que pudo modificar las percepciones de la ciudadanía.
De 2007 a 2008 se incrementó 21 por ciento las personas que dijeron que preferían al Ejército cuidando las calles que a la policía.
De 2008 a principios de 2017 se mantuvo este apoyo alrededor de 60 por ciento. Sin embargo, a finales de 2017 el porcentaje de quienes preferían al Ejército sobre la policía disminuyó a 47 por ciento.
Un hecho relevante es que en la más reciente medición de diciembre de 2018 volvemos a registrar un incremento de aquellos que indican que es mejor que las fuerzas armadas cuiden las calles.
El Ejército tiene el nivel de aceptación más alto registrado desde hace 10 años, los datos son claros, las personas los prefieren por mucho a la policía.
También se incrementó de manera significativa quienes consideran necesaria la presencia del Ejército en las calles para mejorar la seguridad del país.
En enero de 2017, 64 por ciento apoyaba este posicionamiento y para diciembre de 2017 disminuyó a 54 por ciento, pero en diciembre de 2018 se observa un repunte para llegar a 85 por ciento de apoyo, un dato histórico.
Uno de los puntos del debate sobre si las fuerzas armadas deben o no participar en actividades de seguridad cotidiana tiene que ver con el tipo de formación que tienen éstos y si están o no preparados para convivir con la población, sobre todo a raíz de casos como Tlatlaya.
En este tema, llama la atención que siete de cada 10 mexicanos, considere que el Ejército sí está preparado para convivir con la población contra 27 por ciento que considera lo contrario.
De hecho, la Marina y el Ejército son las dos instituciones que, de acuerdo con la percepción ciudadana, respetan en mayor medida los derechos humanos de las personas, más de la mitad de la población así lo menciona.
En el otro extremo del espectro vemos como la ciudadanía tiene una peor opinión tanto de la Policía Federal como la estatal sobre el respeto a los derechos humanos.
Solo tres de cada 10 dijeron que la Policía Federal respeta dichos derechos y dos de cada 10 opina lo mismo de la policía en las entidades.
Si bien se observa que la ciudadanía tiene una buena opinión del Ejército en tareas de seguridad, los datos de las encuestas realizadas en 2017 y 2018 muestran que más de la mitad de la población (58 por ciento) considera que el fortalecimiento de policías en los estados y municipio ayudaría más a mejorar la seguridad en el país.
Es decir, en el corto plazo la intervención de las fuerzas armadas en temas de seguridad es vista como necesaria, pero en el largo plazo los ciudadanos prefieren fortalecer a las policías locales.
La confianza en el Ejército puede ser explicable porque la ciudadanía no ve que las instituciones policiacas puedan mejorar en el corto plazo y ante ello prefiere una opción distinta.
Si bien este apoyo es bastante claro, lo que llama la atención es que haya poca preocupación por la posible violación de derechos humanos.
Da la impresión de que, para la población, los incidentes suscitados con militares se trata de casos aislados.
Aunque las víctimas de estas violaciones son muy activos y han tenido cada vez mayor presencia, no dejan de ser una minoría cuando se compara con el agregado de la opinión pública.
Otro dato relevante es que 67 por ciento de las personas en México están enteradas de la propuesta realizada por el presidente Andrés Manuel López Obrador de crear una Guardia Nacional.
Los niveles de atención seguramente seguirán aumentando sobre todo por el debate, los foros y posicionamiento de diferentes actores políticos que se están pronunciando en el tema.
Finalmente, observamos un gran apoyo para la creación de una Guardia Nacional que se encargue de la seguridad del país.
87 por ciento de entrevistados está de acuerdo con su implementación. La propuesta del Presidente tiene mucho apoyo ciudadano aun cuando los peligros son evidentes.