Acusaron que llevan hasta dos meses sin cobrar y que el 13 de mayo entraron a la página del programa y que sus centros de trabajo ya habían sido dados de baja.
Guadalupe Arellano quiso estudiar Ingeniería en Alimentos, entró en la Universidad Tecnológica de Tecamachalco y trabajó como cajera en una tienda por 2 mil 400 pesos mensuales para pagar mil 500 pesos de renta y mil 200 pesos por cuatrimestre. Dejó la escuela y trabajó tiempo completo. Le subieron el pago a 4 mil 800.
«El problema es que como no hay mucho dinero y no hay mucho trabajo es muy difícil pagar colegiaturas, entonces fue que regresé a mi casa y me incorporé al programa, entré a Vector y he aprendido muchas cosas de publicidad. Por eso dejé mi trabajo, dejé mi trabajo y mira con lo que salen», dijo.
Arellano, es morena, bajita y tímida. Tiene 21 años y un rencor que desquitaba masticando una torta afuera de las oficinas de la Secretaria del Trabajo, cerca de la Glorieta de Colón, en Reforma. Junto con un centenar de becarios llegaron a reclamar sus pagos prometidos del programa «Jóvenes construyendo el futuro«.
En éste, buscan un tutor para aprender un oficio y el Gobierno les paga 3 mil 600 pesos mensuales.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador presume que alejarán de la delincuencia a quienes no estudian ni trabajan.
Pero este jueves jóvenes de Puebla y la Ciudad de México acusaron que llevan hasta dos meses sin cobrar y que el 13 de mayo entraron a la página del programa y que sus centros de trabajo ya habían sido dados de baja.
«Muchos chavos en Nopala se dedicaban a robar combustible y todo eso y he escuchado que decían que de qué sirve dejarlo si el Gobierno dice que te va a apoyar y luego no te paga nada», dijo Arellano.
Montaron una carpa sobre la banqueta y trataron de bloquear la entrada. Salió un funcionario y les ofreció que revisarían sus casos en el lobby donde una decena de funcionarios dan informes. Por ejemplo, que el programa es para los «ninis» y este año tiene autorizados 41 mil millones para mil jóvenes, pero que la meta es de 2 millones de becarios.
Entraron cinco jóvenes pero al salir acusaron que los estaban obligando a elegir un nuevo trabajo. Una comisión, liderada por Iván Contreras, fue recibida, pero al salir afirmó que nunca los atendieron.
Contreras afirmó que el «Movimiento Nacional de Becarios» busca agrupar a más de 257 mil que no han recibido su pago y otros 150 mil han sido dados de baja de un día para otro.
Parece creíble, porque en Facebook también hay quejas. Casi todos quieren saber cuándo les pagan, pero no sólo eso. «Somos mil 2 jóvenes que según no han podido evaluar porque estamos desaparecidos de sus bases de datos», escribió Jazlyn Garcy.
En plena contingencia ambiental, ayer cerraron los dos carriles centrales de Paseo de la Reforma con pancartas que pedían dejar «de verle la cara a la juventud». Gritaron la frase con la que López Obrador presume el programa: «»¡Becarios sí, sicarios no!».
«¡Pinches ninis pónganse a trabajar», les gritó un conductor. Ellos dijeron estar acostumbrados.
«Se burlan de nosotros en el mismo programa, nos discriminan como si esto no fuera un trabajo», dijo Fátima Estefanía, aprendiz en un centro de spa en Xochimilco.
La mamá de Amaury Fernández miró a su hijo de 22 años haciendo guardia en la entrada de la Secretaría y lo señaló orgullosa.
«Antes estaba en la casa jugando videojuegos, nada más con el celular, la verdad es que no pasó el examen de la universidad y ya no siguió echándole ganas. Entonces al ver esta oportunidad de que se capacite, yo lo vi muy contento y por eso vine a apoyarlo para que le paguen», dijo la señora Maria Eugenia.
Por la tarde entró otra comisión y dijo que les hicieron la promesa de que se iba a revisar cada caso.
Más tarde, la Secretaria del Trabajo, Luisa Alcalde, respondió por Twitter al estilo de esta administración. Primero negó que algún aprendiz se haya dado de baja. Luego dijo que han encontrado «irregularidades» en 15 organizaciones civiles. Por supuesto, no dijo cuáles.