La Guardia Nacional resguarda casa del alcalde suplente de Copala, Guerrero, tras el asesinato de dos personas que aspiraban a la presidencia municipal y que ahora municipal están enterradas en el panteón de la cabecera.

En Copala, Guerrero, municipio de solo 15 mil habitantes, una candidata fue desplazada con toda su familia y el alcalde suplente, Rogelio Lozano Pérez, un teniente de fragata retirado que podría asumir el cargo el próximo 30 de septiembre, está encerrado en su casa, donde hay una operación policíaca para mantenerlo con vida.

El alcalde electo, Salvador Villalva Flores fue asesinado el lunes pasado, alrededor de las dos de la mañana cuando regresaba de Ciudad de México a Copala a bordo de un autobús de pasajeros.

El próximo 28 de junio se cumple un año del asesinato de Jesús González Ríos, quien aspiraba a ser candidato a la presidencia. Fue privado de su libertad y al día siguiente apareció asesinado. Han pasado dos meses y 20 días desde que Candy Espinoza Ríos, hermana de Jesús y candidata del PVEM a la alcaldía, se autoexilió de Copala con toda su familia, tras recibir un ultimátum de 24 horas para hacerlo.

Resguarda Guardia Nacional casa de Lozano Pérez, presidente suplente electo de Copala

Ahora, la casa del presidente suplente electo (que está en la orilla de la carretera CopalaOmetepec) es resguardada por dos patrullas de la Guardia Nacional.

Todo el que transita por la vía puede observar la operación policíaca para proteger a Lozano Pérez. De pasada, solo se ve el frente resguardado, pero quien se adentra un poco a la primera cuadra paralela a la carretera y afina los sentidos percibe que hay vigilancia en los cuatro costados de la propiedad.

Esta vigilancia es difícil de documentar en imágenes, porque tampoco se sabe qué otros sujetos custodian el perímetro. La casa de Lozano Pérez, desde la mañana del lunes 22 de junio, cuando asesinaron a Villalva Flores, parece un destacamento de la Guardia Nacional.

Esa misma mañana, cuenta, le notificaron por teléfono, a eso de las seis y media, que sería el próximo alcalde y que para protegerlo llegarían elementos y patrullas de la Guardia Nacional, lo que ocurrió dos horas después.

Adentro y hasta el fondo del patio trasero, Lozano Pérez se mece en una hamaca. Parece despreocupado, pero es todo lo contrario. “El mayor temor es perder la vida”, se sincera el teniente retirado.

(ANIMAL POLÍTICO)

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