De acuerdo con la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec) esta situación se relaciona con un aumento en el robo de mercancías y en el incremento en el cobro de piso.
La mano del crimen organizado pesa fuerte sobre pequeños comerciantes del país y en dos tercios del país, cada vez presiona con mayor violencia en busca del control de mercados y productos básicos como la carne, el pan y el pollo. Como resultado y ante quienes se resisten, la violencia ha escalado: se han registrado decenas de ejecuciones de tenderos en los últimos meses.
Esta semana, la crisis se evidenció en los mercados de Chilpancingo y San Cristóbal de las Casas, convertidos en blanco de bandas criminales que tratan de extraer rentas del comercio local, pero una investigación del equipo MILENIO revela que la misma situación se repite en varias entidades con diferentes niveles de violencia. Celaya, por ejemplo, registra la ejecución de 32 tenderos tan solo en lo que va del año.
De acuerdo con la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec) esta situación se relaciona con un aumento en el robo de mercancías y en el incremento en el cobro de piso.
«El país tiene una geografía activa; las bandas de delincuentes de distintos tamaños, motivos y acciones, están operando con cada vez más fuerza debido a una relación directa con la falta de recursos o la demanda de recursos fáciles. Esto se ha vuelto muy atractivo sobre todo en lugares donde las cosas están más difíciles; esto eleva la inseguridad pública y ha colocado al comercio en general, contra la pared», dijo a MILENIO Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec).
A esto se añaden situaciones como las de Acapulco, Ixtapan, Chilpancingo Taxco, donde el crimen organizado ha comenzado a tomar control de la mercancía, con el fin de quedarse con la distribución de productos.
«Ellos fijan los precios finales, es un modus operandi que puede consolidarse en algunas entidades y tener éxito con este nuevo modelo de extorsión, con precios a discreción, en un momento tan complicado como el actual», dijo.
El directivo indicó que el cobro de piso se ha agravado en localidades como Zacatecas, Manzanillo y Baja California Sur, pero también pasó de 200 pesos antes de la emergencia sanitaria por covid-19 a 500 pesos en este momento «La geografía de la delincuencia en el país está marcando la vida en al menos dos tercios del territorio nacional.
Se van notando los síntomas en el sureste, en lugares como Oaxaca; Michoacán; Guerrero, Lázaro Cárdenas; Ciudad de México en alcaldías como Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo; Coahuila, Nuevo León, Zacatecas», sostuvo Rivera. El representante del pequeño comercio expuso que las únicas entidades que tienen incidencias menores son Yucatán, Aguascalientes y Querétaro.
«El mínimo común de extorsión en el país se elevó al ritmo de la pandemia, que empobreció al país y que encareció alimentos, servicios y también las corruptelas. La gente tiene tanto apremio que empezaron a hacer arreglos con esto, que es una medida de cobro indebido. Estos grupos se fijan en negocios estables como taquerías, fondas, tiendas, por ahí empieza; y la gente no denuncia porque en muchas zonas no queda clara la línea entre los policías y los delincuentes; la economía delincuencial está muy activa y también limitada de recursos», dijo.
El presidente de la Anpec refirió que esto ha comenzado a impactar el tema del pollo, la tortilla y cerveza en Guerrero, principalmente, aunque estiman que pueda llegar a otras entidades. La operación se puede dar desde la presión a los propios proveedores, a quienes dijo, extorsionan, roban camiones, les queman y envían mensajes o señales de amenaza, con el fin de quedarse con su mercancía.
Posteriormente, la venta se puede hacer directo al público o al mayoreo. «Hay evidencia de que estas pandillas se están apoderando poco a poco, o buscan hacer contacto respecto a la distribución y comercialización del producto; esto es muy delicado, porque están ofuscando el esfuerzo de distribución y comercialización en la fuerza de venta. Hay un problema latente. Están un momento en el que se puede atender este problema y de alguna manera impedir que ocurra», concluyó.
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