Ante los efectos del huracán Otis en Acapulco y Coyuca de Benítez, las autoridades sanitarias desplegaron una campaña contra enfermedades para evitar que la catástrofe genere otros peligros a la salud de los damnificados, como ocurrió después de los huracanes que impactaron en el Pacífico como Paulina, Kenna e Isidoro en la península yucateca.
El experto en intervenciones en salud ante catástrofes naturales, Carlos Alberto Pantoja Meléndez, detalló que los problemas de salud severos surgen después del primer mes del desastre y tiene que ver con la falta de cloración del agua.
Actualmente, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) cuenta con equipos para limpiar agua, pero una vez que se restablece el sistema de distribución y suministro de agua, se podría incumplir con los niveles adecuados de cloración para evitar contagios.
Pantoja explicó que en Guerrero se espera que por el huracán Otis haya un incremento de infecciones respiratorias agudas y gastrointestinales, así como de casos de tétanos -causados por cortes o heridas infectadas por agua contaminada– y posiblemente brotes de piojos en los albergues temporales.
Infecciones respiratorias
El reciente informe del gobierno federal reportó que de las 21 mil 65 atenciones otorgadas por el paso del huracán Otis, el 25% están relacionadas con infección respiratoria aguda.
“No se ha detectado la circulación en Guerrero de la cepa vibrio cholerae, causante del cólera, lo cual resulta tranquilizante en una situación de desastre”, aclaró Pantoja Meléndez, quien ha estado en brigadas de control de enfermedades por el huracán Pauline (octubre de 1997, tocó tierra en Puerto Escondido, Oaxaca); Isidoro (septiembre de 2002, en Mérida) y Kenna (octubre 2002, en el Pacífico).
Por lo demás, el experto explicó que el hacinamiento, por estar ubicado en albergues temporales, y la falta de acceso a agua potable, son las causas principales para desarrollar cuadros infecciosos, como la faringoamigdalitis.
¿Qué es la faringoamigdalitis?
La faringoamigdalitis es un tipo de bacteria originada por estreptococo que puede causar fiebre reumática aguda, insuficiencia renal, enfermedades graves como la bacteriemia (bacterias en sangre) y, en casos extremos, síndrome del choque tóxico estreptocócico que lleva a la insuficiencia multiorgánica y a la muerte.
En Guerrero, comentó el académico del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina, de la UNAM, ya se tenía un reporte de casos de faringoamigdalitis.
En 2022, la Dirección General de Epidemiología (DGE) reportó 19 mil 941 casos oficiales en Guerrero, ubicando a la entidad en la segunda con mayor prevalencia después de Tamaulipas, que tuvo 28 mil 768.
Los casos faringitis y amigdalitis estreptocócicase elevaron a 24 mil 890, de acuerdo con la base de datos de la DGE, con corte del 22 al 28 de octubre de 2023.
“No se ha acabado el año y la cifra es 20 por ciento mayor con respecto a 2022 y, por la situación del huracán, podría dispararse”, refirió.
El impacto de las enfermedades respiratorias bacterianas o virales, que pueden convertirse en neumonías, se verán en estas semanas. “Ahorita, todas las acciones se centran en atender la emergencia y en reintroducir servicios básicos, atender casos de traumatismos. Pero en los albergues, donde se encuentra la población desplazada, se puede dar un contagio masivo y producir brotes indeseables”, explicó Pantoja Meléndez.
Si bien, aclaró, que el Ejército mexicano se hace cargo de los albergues y de su control, basta con que una persona, que entra y sale, se enferme para contagiar a familias completas confinadas.
Las enfermedades diarreicas son severas entre menores de cinco años, dijo, ya que en cuestión de horas, se pueden deshidratar y agravarse.
También, refirió, hay periodos de incubación y, dependiendo del agente infeccioso, se pueden dar esos brotes en zonas muy humildes, donde no llega el suero oral
Brote de piojos tras paso de Otis
Los piojos, abundó, también son comunes dentro de los albergues, “con cinco personas con piojos se desata un brote, ahora, sin atenuar el hecho son padecimientos tratables”.
La contaminación de agua potable por aguas residuales, entre estas, heces fecales, animales muertos, comida descompuesta son las causantes de enfermedades gastrointestinales. Su proceso de incubación tarda hasta 14 días y en ese momento se puede dar un brote grave.
Poner toneladas de cal en asentamientos, recoger cacharros, láminas, clorar agua son algunas medidas iniciales para reducir la propagación de agentes.
Otro problema que debe controlarse es el tétanos. “Estamos en una zona de desastre y el riesgo para el personal que está haciendo limpieza en las calles, incluyendo aquellas que están yendo a sus hogares, y el cortarse eleva los riesgos de contraer una enfermedad grave del sistema nervioso”, dijo.
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Foto: Especial
Vía; Milenio