La insigne y nacional Basílica de Guadalupe es testigo de la afirmativa bíblica de que la fe mueve montañas.
Los números del santuario mariano más visitado en el mundo acreditan la veracidad de que la decisión de creer en el milagro guadalupano moviliza a millones de personas en el mundo.
Y es que la basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México, recibe en promedio cada año a más de 22 millones de peregrinos y alberga durante días u horas un aproximado de 2 mil 200 peregrinaciones a lo largo de los doce meses del año.
Además, la fe, devoción y cariño que lleva a los mexicanos o extranjeros a visitar a la guadalupana se intensifica invariablemente en las vísperas del festejo por el aniversario de sus apariciones a San Juan Diego en el cerro del Tepeyac, cada 12 de diciembre.
Tan sólo para este, su 493 aniversario, se prevé que el número de visitantes a imagen de la virgen supere los 12 millones de fieles y peregrinos provenientes de todas partes del país; basta detenerse unos minutos en el atrio del templo o en los alrededores de la basílica para darse cuenta de que cualquier estado de la República está representado en alguna o varias de las personas que acuden a presentar su agradecimiento o peticiones a la llamada Patrona de México.
HISTORIAS
Excélsior se dio a la tarea de ubicar testimonios de personas que por su fe en la virgen de Guadalupe no faltan a su cita con ella por más lejos que esté su lugar de origen o domicilio.
Es el caso de las hermanas Laura Patricia y María del Carmen García Rodríguez, quienes en compañía de sus padres viajaron desde Monterrey, Nuevo León, para agradecer los éxitos y buenos momentos que como familia disfrutaron este 2024.
Para Patricia llegar a la basílica y contemplar la imagen de la virgen “es el regalo más grande” y por ello agradecerle “todos sus favores que nos ha hecho en el año, venir a encomendarnos a ella, para que nos siga yendo igual que hasta ahora o mucho mejor. Es un gran gozo venir hasta acá, venimos desde Monterrey” compartió en entrevista.
Su hermana, María del Carmen García destacó que es una tradición familiar viajar una o dos veces al año hasta la basílica de Guadalupe no sólo para encomendarse a ella sino para pedir consuelo por todos los semejantes.
«Venimos cinco, la familia y ahorita venimos solamente cuatro, pero también con mucho gusto de venir a ver a la casa de nuestra madre y estar en algunos momentos ante ella, ante su imagen y agradeciéndoles como ya decía mi hermana, agradeciéndole todos sus favores y encomendarnos para el siguiente año o de aquí a que nos volvamos a ver y renovar nuestro agradecimiento y nuestra petición de qué siga siempre, favoreciéndonos, a nosotros y a todos los mexicanos porque lo necesitamos”.
PEREGRINOS
Como las hermanas García Rodríguez hay cientos de familias peregrinas que no faltan a su encuentro con la Morenita, no importa si hay que viajar desde muy lejos del continente.
Ejemplo de ello son las laicas religiosas de nombre María Teresa Felmer y Cecilia Yalsur, provenientes de Chile y quienes ya en el 2019 habían visitado y disfrutado el santuario guadalupano.
LOS TEMPLOS
La fe y devoción a la virgen de Guadalupe es tan grande en todo el mundo que por ejemplo en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano la virgen mexicana tiene una capilla especial, la cual se ubica entre la tumba de San Pedro y a más de 14 metros de distancia del lugar donde descansan los restos del papa San Juan Pablo II, fiel creyente de la Morenita.
En Nueva York, Estados Unidos, al interior de la catedral de San Patricio también está su imagen, visitada por miles de católicos.
En Francia, en la Catedral de Notre Dame, en París desde 1948 se inauguró una capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe.
En Osaka, Japón la virgen de Guadalupe también suma devotos y creyentes desde hace varias décadas y gracias a los misioneros de Guadalupe que pidieron apoyo para construir un templo en su honor después de la segunda guerra mundial.
El templo y la imagen de la virgen morena se ubica en la comunidad católica de Hiraka, prefectura de Osaka.
Más recientemente, en el 2018, en una de las diócesis al norte de Brasil, se construyó un templo en honor a la Virgen de Guadalupe.
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