Islamabad negó cualquier sugerencia sobre su vinculación con el atentado.
Un atacante suicida estrelló un coche bomba contra un autobús que transportaba a policías paramilitares en la Cachemira india el jueves, matando a 44 de ellos en el ataque más letal en décadas contra las fuerzas de seguridad en la disputada región, elevando además la tensión con su vecino y tradicional enemigo Pakistán.
El grupo militante islamista afincado en Pakistán Jaish-e-Mohammad (JeM) reivindicó del ataque.
El Gobierno de la India acusó a Pakistán de dejar que los grupos militantes operen desde su territorio y pidió que se tomen medidas.
Islamabad negó cualquier sugerencia sobre su vinculación con el atentado.
Cachemira es una región de mayoría musulmana que durante décadas ha sufrido la hostilidad entre India y Pakistán.
Ambos vecinos gobiernan partes de la región al tiempo que reclaman como suyo todo el territorio.
La explosión dirigida contra un convoy de la Fuerza de Policía de la Reserva Central (CRPF) se escuchó desde varios kilómetros de distancia, según testigos.
“Exigimos que Pakistán deje de apoyar a los terroristas y grupos terroristas que operan desde su territorio y desmantele la infraestructura operada por equipos terroristas para lanzar ataques en otros países”, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores de la India en un comunicado, horas después del ataque.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Pakistán calificó el ataque de “grave preocupación”.
Sin embargo, en una breve declaración en la mañana del viernes, agregó: “Rechazamos enérgicamente cualquier insinuación de elementos en el Gobierno de la India y en los círculos de los medios de comunicación que buscan vincular el ataque al Estado de Pakistán sin investigaciones”.
Islamabad ha negado previamente las acusaciones de Nueva Delhi de que brinda ayuda material a los insurgentes que luchan contra el Gobierno indio en Cachemira.
Dice que solo brinda apoyo moral y diplomático al pueblo de Cachemira en su lucha por la autodeterminación.