Este domingo, Estados Unidos se sumó de forma directa a la guerra entre Israel e Irán al lanzar bombas de 13.500 kilogramos (30.000 libras) sobre una instalación de enriquecimiento de uranio ubicada bajo una montaña, en un ataque que busca desmantelar el programa nuclear iraní tras meses de esfuerzos diplomáticos infructuosos.

La ofensiva, considerada una apuesta de alto riesgo, ha desatado temores de una escalada regional, luego de que Teherán acusara a Washington de haber cruzado “una línea roja muy grande”.

Estados Unidos también disparó docenas de misiles, y el presidente Donald Trump declaró en un discurso televisado desde la Casa Blanca que la combinación de ataques “completamente y totalmente destruyó» tres sitios nucleares. Sin embargo, funcionarios de defensa dijeron que la evaluación del daño causado aún estaba en curso.

Horas después, el ministro iraní de Exteriores, Abbas Araghchi, advirtió que el tiempo para la diplomacia había pasado y que su país tenía el derecho a defenderse. Anunció que volaría inmediatamente a Moscú para coordinar posiciones con su aliado, Rusia.

“El gobierno belicista y forajido en Washington es única y totalmente responsable de las peligrosas consecuencias y las implicaciones de largo alcance de su acto de agresión”, indicó a los periodistas en Turquía, en las primeras declaraciones de un alto funcionario iraní desde los ataques. “Cruzaron una línea roja muy grande al atacar instalaciones nucleares”.

La Organización de Energía Atómica de Irán confirmó que se produjeron ataques en las instalaciones de enriquecimiento de Fordo y Natanz, así como en su sitio nuclear de Isfahan, pero insistió en que su programa nuclear no será detenido. Tanto Irán como el organismo de control nuclear de la ONU dijeron que no había señales inmediatas de contaminación radiactiva en los tres lugares tras los ataques.

No estaba claro si Estados Unidos continuaría atacando a Irán junto a Israel, que ha librado una guerra con Irán durante nueve días. Pero el secretario de Defensa Pete Hegseth afirmó que Estados Unidos “no busca la guerra” y que la operación no sería “indefinida”, aunque Trump advirtió anteriormente que habría ataques adicionales si Teherán tomaba represalias contra las fuerzas estadounidenses.

“Habrá paz o habrá tragedia para Irán”, sostuvo Trump, quien actuó sin autorización del Congreso.

Con el ataque, Estados Unidos se ha insertado en una guerra que pasó décadas tratando de evitar. El éxito significaría poner fin a las ambiciones nucleares de Irán de una vez por todas y eliminar la última amenaza significativa para la seguridad de Israel. Pero el fracaso, o el exceso, podría sumir a Estados Unidos en el vórtice de otro conflicto largo e impredecible en el Medio Oriente.

Para el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, es la culminación de una campaña de décadas para lograr que Estados Unidos ataque al principal rival regional de Israel y su programa nuclear. Para el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, podría marcar el fin de una campaña igualmente ambiciosa para transformar a la República Islámica en una potencia regional y contrapeso a Occidente.

Horas después de los ataques estadounidenses, la Guardia Revolucionaria paramilitar de Irán dijo que lanzó una andanada de 40 misiles contra Israel, incluyendo su proyectil Khorramshahr-4, que puede llevar varias ojivas. Las autoridades israelíes informaron que más de 80 personas sufrieron heridas, en su mayoría leves, aunque un edificio de varios pisos en Tel Aviv sufrió daños importantes, con toda su fachada arrancada para exponer los apartamentos en su interior. Las casas al otro lado de la calle quedaron casi completamente destruidas.

Tras el bombardeo iraní, el ejército israelí dijo que había “neutralizado rápidamente” los lanzadores de misiles iraníes que habían disparado, y que había comenzado una serie de ataques hacia objetivos militares en el oeste de Irán.

Irán ha sostenido que su programa nuclear sólo tiene fines pacíficos, y las agencias de inteligencia de Estados Unidos han evaluado que Teherán no está desarrollando activamente una bomba. Sin embargo, Trump y los líderes israelíes han afirmado que Irán podría ensamblar rápidamente un arma nuclear, convirtiéndolo en una amenaza inminente.

La decisión de involucrar directamente a Estados Unidos en la guerra se produce después de más de una semana de ataques por parte de Israel que degradaron significativamente las defensas aéreas de Irán y las capacidades de misiles ofensivos, y dañaron sus instalaciones de enriquecimiento nuclear.

Pero funcionarios estadounidenses e israelíes han dicho que la bomba antibúnker de 13.500 kilogramos (30.000 libras) ofreció la mejor oportunidad de destruir sitios muy fortificados conectados al programa nuclear iraní enterrados profundamente bajo tierra, y que Estados Unidos es el único ejército que tiene tanto las municiones como los aviones para lanzarlas.

Catorce de las bombas fueron utilizadas en dos sitios nucleares, incluido Fordo, según el general de la Fuerza Aérea Dan Caine, presidente del Estado Mayor Conjunto. En total, sostuvo, se utilizaron 75 armas guiadas de precisión, incluidos misiles disparados desde un submarino.

Dijo que la evaluación final del daño tomaría tiempo, pero que los tres sitios “sufrieron daños y destrucción extremadamente severos”.

Imágenes satelitales tomadas por Planet Labs PBC y analizadas por The Associated Press mostraban daños en la instalación de Fordo, que está excavada en el corazón de una montaña, mientras humo gris claro flotaba en el aire.

Varios funcionarios iraníes, incluido el portavoz de la Organización de Energía Atómica de Irán, Behrouz Kamalvandi, han afirmado que Irán movió material nuclear fuera de los sitios atacados antes de los ataques. Las imágenes satelitales sugieren que los túneles de entrada a Fordo fueron llenados con tierra antes del ataque.

“Quedan preguntas sobre dónde podría estar almacenando Irán sus reservas ya enriquecidas … ya que casi con certeza habrán sido trasladadas a ubicaciones endurecidas y no reveladas, fuera del alcance de posibles ataques israelíes o estadounidenses”, manifestó Darya Dolzikova, investigadora principal del Royal United Services Institute centrada en cuestiones de no proliferación.

“También es incierto qué instalaciones secretas pueden existir dentro de Irán que Teherán podría usar para la producción continua de centrifugadoras, enriquecimiento y actividades relevantes para armas”.

El Organismo Internacional de Energía Atómica no respondió a una solicitud de comentarios el domingo sobre la posibilidad de que se haya movido material nuclear.

Los ataques son una decisión peligrosa para Trump, quien ganó la Casa Blanca con la promesa de mantener a Estados Unidos fuera de costosos conflictos extranjeros y se burló del valor del intervencionismo estadounidense.

Pero Trump también prometió que no permitiría que Irán obtuviera un arma nuclear, y al principio esperaba que la amenaza de fuerza llevara a los líderes del país a renunciar a su programa nuclear pacíficamente.

Durante meses, Trump dijo que estaba centrado en un esfuerzo diplomático para persuadir a Irán de renunciar a sus ambiciones nucleares. Y dos veces, en abril y de nuevo a finales de mayo, persuadió a Netanyahu para que pospusiera la acción militar contra Irán y diera más tiempo a la diplomacia.

Después de que Israel comenzara a atacar a Irán, Trump pasó de expresar públicamente la esperanza de que el momento pudiera ser una “segunda oportunidad” para que Irán hiciera un trato a lanzar amenazas explícitas sobre Jamenei y hacer llamados a la rendición incondicional de Teherán.

Netanyahu elogió la decisión de Trump de atacar en un mensaje de video dirigido al presidente estadounidense.

“Su audaz decisión de atacar las instalaciones nucleares de Irán, con el impresionante y justo poder de Estados Unidos, cambiará la historia”, declaró.

El secretario general de la ONU, António Guterres, se expresó “gravemente alarmado” por la “peligrosa escalada” de los ataques estadounidenses, mientras líderes mundiales comenzaban a intervenir con llamados a la diplomacia.

Los rebeldes hutíes respaldados por Irán en Yemen, que habían amenazado con reanudar los ataques a los buques estadounidenses en el mar Rojo si el gobierno de Trump se unía a la campaña militar de Israel, llamaron a otras naciones musulmanas a formar “un frente contra la arrogancia sionista-estadounidense”.

El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, advirtió a Estados Unidos el miércoles que los ataques dirigidos a la República Islámica “resultarán en daños irreparables para ellos”. Y el portavoz del Ministerio iraní de Exteriores, Esmail Baghaei, declaró que “cualquier intervención estadounidense sería una receta para una guerra total en la región”.

El ejército israelí indicó el sábado que se estaba preparando para la posibilidad de una guerra prolongada. Los ataques israelíes en Irán han matado al menos a 865 personas y herido a otras 3.396, según el grupo con sede en Washington Human Rights Activists. El grupo dijo que de los muertos, había identificado a 363 civiles y 215 miembros de las fuerzas de seguridad.

Con información de APNEWS.

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