Muchos culpan a la retórica antiasiática impulsada por Donald Trump quien refería al coronavirus como «kung flu» o «el virus chino»
La organización Stop AAPI Hate, que recaba datos sobre incidentes de odio y maltrato relacionados con la pandemia hacia asiático-estadounidenses e isleños del Pacífico (AAPI, por sus siglas en inglés), publicó un nuevo informe el 12 de agosto. Stop AAPI Hate recibió 9.081 reportes entre el 19 de marzo de 2020 y el 30 de julio de 2021. De estos, 4.548 tuvieron lugar el año pasado y 4.544 este año.
Desde el comienzo de la pandemia se ha incrementado el número de incidentes contra asiáticos: desde acoso verbal hasta agresión física y violación de derechos civiles. Muchos culpan a la retórica antiasiática impulsada por el expresidente Donald Trump, quien, entre otras cosas, se refería al coronavirus como «kung flu» o «el virus chino».
«Cuando fomentas el odio, no es como un genio de la lámpara que puedes sacar y volver a meter cada vez que quieras», dijo a AP Manjusha Kulkarni, cofundadora de Stop AAPI Hate y directora ejecutiva del Consejo de Planificación y Políticas de Asia-Pacífico.
Como parte de Stop AAPI Hate, han lanzado campañas en redes sociales y eventos públicos. En mayo, el presidente estadounidense Joe Biden aprobó la bipartita Ley de Delitos de Odio Covid-19, lo que aceleró las revisiones del Departamento de Justicia de los delitos de odio y puso a disposición fondos federales, informa la agencia.
Durante este año muchos ancianos asiáticos han sufrido de agresiones: golpes, patadas, empujones, e incluso, puñaladas. Según la encuesta del censo de Estados Unidos, las familias asiático-americanas, en comparación con las personas blancas, eran más propensas a admitir que tenían miedo a salir de casa, y no por problemas de transporte u otra índole similar. Sin embargo, los encuestados no dijeron si su miedo estaba motivado por ataques de tinte racista.
Anni Chung, presidenta de la organización Self-Help for Elderly, que brinda asistencia y apoyo a los ancianos, dijo que fueron afectados por «el segundo virus, que es el virus del odio«. «Una de nuestros clientes estaba en el autobús. Antes de que un hombre se bajara, la golpeó», contó Chung. «Ella dijo que nadie, ni el conductor del bus, ni los chinos a bordo, fueron a ayudarla«. Como resultado de este miedo, los ancianos pierden citas con el médico o paseos en el parque con los que se ejercitan.
F. RT