Las autoridades de Singapur han procedido este viernes con la ejecución de Saridewi Djamani, que estaba condenada a muerte por su implicación en el tráfico de treinta gramos de heroína, convirtiéndose así en la primera mujer ejecutada en este país en casi 20 años.
A pesar de las protestas de grupos de Derechos Humanos, la Oficina Central de Narcóticos (CNB) de Singapur ha anunciado la ejecución de la pena capital a la acusada, de 45 años, por haber violado la Ley sobre Uso Indebido de Drogas.
Esta ley prevé la pena de muerte si la cantidad traficada es superior a 15 gramos, por lo que a pesar de que la acusada apeló su sentencia, el tribunal de apelación desestimó la apelación.
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La oficina ha criticado en un comunicado que Djamani ha traficado con más del doble de la cantidad permitida, «suficiente para alimentar la adicción de unos 370 abusadores durante una semana». Así, ha remarcado que la pena capital se utiliza «únicamente» para los delitos más graves, como el tráfico de cantidades significativas de drogas que causan daños muy graves, no solo a los toxicómanos individuales».
Según grupos locales de Derechos Humanos, Djamani es la primera mujer ejecutada en Singapur desde 2004. Sin embargo, es la segunda persona ejecutada esta semana y la decimoquinta desde que el Gobierno reanudó las ejecuciones a principios de 2022.
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Foto: Especial