«Hicimos todo lo posible por salvarlo, pero ahora ha sido secuestrado por la maquinaria política de extrema izquierda”, dijo el diputado Chris Leslie.

Un grupo de siete diputados del opositor Partido Laborista de Reino Unido abandonaron la agrupación el lunes por la estrategia del líder Jeremy Corbyn sobre el Brexit y por una disputa sobre el antisemitismo.

“El Partido Laborista al que nos unimos y por el que hicimos campaña y en el que creímos ya no es el Partido Laborista de hoy. Hicimos todo lo posible por salvarlo, pero ahora ha sido secuestrado por la maquinaria política de extrema izquierda”, dijo el diputado Chris Leslie en una conferencia de prensa.

La salida del pequeño grupo de diputados subraya la creciente frustración por la reticencia de Corbyn a cambiar su enfoque en el conflicto del Brexit y comenzar a hacer campaña para un segundo referéndum sobre la pertenencia de Reino Unido a la Unión Europea.

A falta de solo 39 días para que el país abandone la UE, su mayor cambio en política exterior y comercial en más de 40 años, las divisiones sobre el Brexit han polarizado la política británica, rompiendo las líneas tradicionales de los partidos y creando nuevas coaliciones trasversales en los bloques de izquierda y derecha.

Las pruebas de la traición sobre Europa son ahora visibles para que todos la vean. Ofreciéndose a posibilitar el Brexit de este Gobierno y evitando constantemente que el pueblo tenga la última palabra”, agregó Leslie.

Los diputados son: Luciana Berger, Chris Leslie, Angela Smith, Gavin Shuker, Chuka Umunna, Mike Gapes y Ann Coffey. Seguirán sentándose en el Parlamento bajo el título de “Grupo Independiente”.

El Partido Laborista obtuvo 262 escaños en las elecciones de 2017. Una fuente cercana al grupo rebelde agregó que podrían presentarse más renuncias.

Corbyn dijo en un comunicado: “Estoy decepcionado por el hecho de que estos diputados se hayan sentido incapaces de seguir trabajando juntos por las políticas laborales que inspiraron a millones en la últimas elecciones”.

Hasta el momento, Corbyn se ha aferrado a la línea laborista de mantener “sobre la mesa” la opción de un segundo referéndum si el Gobierno de la primera ministra, Theresa May, no logra un acuerdo con Bruselas que ratifique el Parlamento británico.

La primera opción se Corbyn son unas elecciones generales, pero también ha pedido a May que abandone sus “líneas rojas” y acepte su plan de una unión aduanera permanente con la UE, algo que hasta ahora la primera ministra se ha negado a hacer.

El referéndum británico de 2016 -en el que el 52 por ciento de los votantes optaron por salir de la Unión Europea, frente a un 48 por ciento que apoyó la permanencia- ha dividido profundamente a los dos partidos principales del país, y ambos líderes luchan por preservar la unidad.

La posibilidad de celebrar una segunda consulta supone un desafío para Corbyn, aunque muchos de los miembros del partido respaldan fervientemente el llamado voto popular, otros prefieren que Reino Unido salga lo antes posible.

Por otra parte, Corbyn, un veterano activista por la paz, también ha sido acusado por algunos legisladores por no abordar el antisemitismo en el partido, una acusación que ha perseguido al político propalestino desde que asumió el liderazgo del partido en 2015.

Corbyn niega haber permitido que el antisemitismo crezca en el Partido Laborista y se ha comprometido a erradicarlo.