Según una lista fechada en el reinado de Ine de Wessex (entre 688 y 726), cada invitado habría ingerido unas 4.140 calorías.
Cuando pensamos en reyes y la realeza en general, es muy posible que nos venga a la mente la clásica imagen de reyes en grandes festines llenos de carne y vino. No obstante, a pesar de su elevado estatus, la realeza anglosajona, por lo menos, no se daba un festín habitual con abundantes cantidades de carne y pescado, según revelan nuevos estudios bioarqueológicos realizados por Cambridge y publicados en la revista Anglo-Saxon England.
Parte de los hallazgos se basa en nuevo análisis de más de 2.000 esqueletos enterrados en Inglaterra entre los siglos V y XI, que sugiere además que poca gente en Inglaterra, incluida las élites, comía grandes cantidades de carne antes de que se asentaran los vikingos en el siglo IX. Más bien, estos gobernantes medievales cenaban principalmente cereales y verduras.
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«La nobleza se codeaba con el campesinado»
El sorprendente descubrimiento hizo inferir a los académicos que la jerarquía social no influía en la cantidad de carne que se consumía. Según creen, los grandes festines con mucha carne se reservaban para ocasiones especiales en las que «la nobleza se codeaba con el campesinado».
Los hallazgos indican así que la Inglaterra altomedieval (también conocida con el término ahistórico de «anglosajona») estaba menos estratificada socialmente de lo que se pensaba.
Para llegar a las conclusiones, Sam Leggett, bioarqueóloga de la Universidad de Edimburgo (Escocia), analizó las firmas químicas de las dietas conservadas de los huesos de 2.023 individuos fallecidos de la época anglosajona. A continuación, Leggett cruzó los hallazgos isotópicos, elementos con distinto número de neutrones en sus núcleos, con pruebas del estatus social, como los objetos de la tumba, la posición del cuerpo y la orientación de la tumba. La investigación de Leggett no reveló ninguna correlación entre el estatus social y las dietas altas en proteínas.
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Análisis de listas de alimentos reales y no reales
Estos resultados sorprendieron a Tom Lambert, historiador del Sidney Sussex College de la Universidad de Cambridge, que había estudiado textos medievales que indicaban que los anglosajones sí comían mucha carne.
Así que los dos se emparejaron para investigar la realidad de la cocina anglosajona. La pareja analizó las listas de alimentos, tanto reales como no reales, del sur de Inglaterra durante el reinado del rey Ine de Wessex (entre 688 y 726).
Según una declaración, 11 listas de alimentos que se conservan de la época describen el contenido de los festines como modestas cantidades de pan; enormes porciones de carne de vaca, cordero, salmón, anguila y aves de corral; y algo de queso, miel y cerveza. Según una lista fechada en el reinado de Ine de Wessex (entre 688 y 726), cada invitado habría ingerido unas 4.140 calorías.