En las profundidades del Caribe de Colombia, el narcotráfico ha dado un salto tecnológico inquietante: un semisumergible sin tripulantes, controlado a distancia y conectado por antena Starlink, surca las aguas transportando cocaína como si se tratara de un dron marítimo.

El crimen organizado ha fusionado ingeniería naval y tecnología satelital para burlar radares, fronteras y autoridades: el narcosubmarino.

El gobierno de Colombia presumió este miércoles la incautación, en aguas del país, del primer semisumergible autónomo.

De acuerdo con una fuente del gobierno colombiano consultada por MILENIO, las autoridades del país sudamericano tenían conocimiento, desde hace dos años, de la existencia de este tipo de embarcaciones, que operan de forma muy similar a un dron.

La fuente explicó que la embarcación cuenta con un software que opera con internet satelital proporcionado por Starlink. A través de un navegador, se le indican los puntos A (salida) y B (entrega) con una precisión casi milimétrica.

Otro avance tecnológico detectado por la Armada de Colombia en esta embarcación son varios inhibidores de señal de radares marítimos, lo que dificulta su detección por parte de las autoridades.

El semisumergible, asegurado en aguas del Caribe colombiano, tiene capacidad para transportar hasta tres toneladas de cocaína. Sin embargo, fue incautado sin carga, por lo que las autoridades manejan dos hipótesis: que la embarcación estaba en fase de prueba para medir su alcance, o que regresaba a Colombia tras haber realizado una entrega.

Esta embarcación mide poco más de cinco metros de largo y está pintada de azul claro para camuflarse con el agua del mar. Cuenta con al menos dos motores de combustión de alta potencia que están cubiertos por la estructura del semisumergible para disminuir el ruido.

Este hallazgo no es un hecho aislado. En el primer semestre de 2025, se han detectado 10 semisumergibles con características similares en distintas regiones del continente, lo que evidencia una tendencia creciente del narcotráfico hacia el uso de medios autónomos. Estas embarcaciones representan un reto sin precedentes para la seguridad marítima global.

Este tipo de tecnología permite a las organizaciones colombianas que trafican cocaína por mar reducir costos de operación, evitar pérdidas humanas pues ha habido casos donde la tripulación muere intoxicada por los gases del motor y minimizar riesgos legales, y agilizar las entregas que actualmente se realizan en aproximadamente dos semanas de Colombia a México.

Las autoridades de México y Colombia detectaron una red de carreteras marítimas para el tráfico de cocaína. La primera inicia en Tumaco, en el Pacífico colombiano, frontera con Ecuador, y termina en las costas de Chiapas, Guerrero, Jalisco y Sinaloa.

La segunda ruta, parte del Caribe colombiano, en Cartagena, y abastece al mercado mexicano por Cancún, extendiéndose hacia Estados Unidos y Europa. En este último continente se han detectado dos semisumergibles en las costas de España, en los años 2024 y 2025.

Las entregas de cocaína por mar han evolucionado a pasos agigantados en menos de 35 años. En la década de los noventa, la Armada de Colombia registró el primer hallazgo de una embarcación semisumergible cargada con drogas.

En ese primer caso, se detectó una cápsula metálica adherida al casco de una lancha para ser remolcada sin ser detectada.

Posteriormente, los narcotraficantes emplearon lanchas rápidas con dos o tres motores fuera de borda para aumentar velocidad y entregar los cargamentos lo más rápido posible. Finalmente, en 2006, Colombia aseguró el primer semisumergible cargado con tres toneladas de cocaína.

En octubre de 2023, MILENIO dio a conocer una investigación realizada por la Secretaría de Marina Armada de México, que detectó una red logística compleja de semisumergibles y plataformas nodrizas que operaban con sistemas GPS en las costas de Guerrero.

Para luchar contra el tráfico de drogas, el gobierno de Colombia encabeza la Estrategia Multinacional Orión, integrada por 62 países, 127 instituciones y 10 organizaciones multilaterales.

En el primer semestre de 2025, se logró la incautación de más de 2,300 toneladas de estupefacientes, de las cuales 327 fueron cocaína, evitando así la distribución de 818 millones de dosis.

También se destruyeron 455 infraestructuras de producción de droga y se capturaron mil 120 integrantes de organizaciones criminales. Estas acciones generaron un impacto económico negativo para el narcotráfico estimado en 12.4 billones de dólares.

Además, se incautaron más de 23 millones de dólares en mercancías de contrabando, más de 95,000 proyectiles y casi 700 armas de fuego.

Uno de los casos más emblemáticos ocurrió en Tumaco, Nariño, donde se incautó una tonelada de cocaína junto a 208 aletas de tiburón, prueba del fenómeno de convergencia criminal, en el que redes delictivas combinan economías ilícitas como el narcotráfico y el tráfico de especies protegidas.

Con información de Milenio 

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