Su instalación coincide con una campaña nacional para eliminar gradualmente los viejos y anticuados baños públicos de la ciudad.
Los baños públicos tienen la reputación en todo el mundo de ser oscuros, sucios y peligrosos. Recientemente, las autoridades de Tokio presentaron una nueva modalidad de baños en dos parques públicos que buscan abordar ese problema.
Por un lado, están muy iluminados y son coloridos.
Además, son transparentes.
De esta manera, según dicta la lógica de esta iniciativa, quienes necesiten usar los sanitarios podrán comprobar la limpieza y seguridad de los compartimientos sin tener que entrar ni tocar nada.
Durante mucho tiempo, Japón ha experimentado con los inodoros, lo que ha originado innovaciones como tapas que se abren y cierran de manera automática y asientos que se calientan. Pero los nuevos cubículos, diseñados por Shigeru Ban, el arquitecto ganador del Premio Pritzker, están hechos de un “vidrio inteligente” que cambia de opacidad y que ya es utilizado en oficinas y otros edificios para brindar privacidad cuando es necesario.
Los inodoros se instalaron en la capital de Japón este mes, con lo que coinciden con una campaña nacional para eliminar gradualmente los viejos y anticuados baños públicos de la ciudad antes de los Juegos Olímpicos de verano, que se postergaron. Instalados frente a unos árboles en el distrito de Shibuya, los baños destacan como una pintura de Mondrian, con paredes tintadas de colores como mango, sandía, lima, violeta y verde turquesa.
Cuando están ocupados y cerrados correctamente, los inodoros de vidrio tintado se tornan de un tono opaco y mate. Cuando se abre la puerta, una corriente eléctrica vuelve a alinear los cristales del vidrio para permitir que pase más luz, creando un efecto transparente. Los inodoros fueron presentados como otro ejemplo futurista y estéticamente agradable de los avances tecnológicos del país.
La propuesta ha recibido críticas mixtas.
“Me preocupa que se vuelvan transparentes debido a un error de funcionamiento”, escribió @yukio, un usuario de redes sociales, en una publicación que ha tenido mucha circulación.
“Llevará tiempo acostumbrarse a la idea”, escribió en Twitter Ming Cheng, un arquitecto radicado en Londres. Pero le puso un emoticono de “pulgar hacia arriba”.
Serah Copperwhite, una trabajadora tecnológica de un distrito al sur de Tokio, dijo que, aunque normalmente evitaba los baños públicos, consideraría usar los nuevos porque se veían limpios y brillantes. “Confío en la ciencia”, dijo Copperwhite, de 28 años, en una entrevista telefónica el miércoles, en referencia a las preocupaciones expresadas en las redes sociales sobre la confiabilidad de la tecnología que usan los cristales de los baños.
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