El diario The New York Times revela cómo empresas privadas ayudan a sus clientes a rastrear grupos terroristas y cárteles de la droga.

El diario The New York Times revela cómo empresas privadas ayudan a sus clientes a rastrear grupos terroristas y cárteles de la droga, si bien también se utilizan con fines más oscuros, como el espionaje a periodistas y activistas.

Saúd al Qahtani, un importante exasesor del príncipe heredero saudita que estuvo a cargo de una supuesta campaña para reprimir a la disidencia, utilizó los servicios de NSO Group, una compañía israelí que ofrece tecnología desarrollada por exoperativos de inteligencia, para espiar a las personas a las que veía como amenazas para el reino, según lo revela una nueva investigación de The New York Times.

El medio estadounidense ha realizado decenas de entrevistas a ‘hackers’ que trabajan o han trabajado para Gobiernos y compañías privadas, y ha revisado documentos de empresas como NSO o la rival DarkMatter, con sede en los Emiratos Árabes Unidos, para investigar el mercado de espionaje digital privatizado y la industria multimillonaria que hay detrás de él.

Propósitos oscuros Según el diario, en la actualidad, los países pequeños, las corporaciones o incluso personas ricas pueden contratar empresas privadas para realizar operaciones sofisticadas de vigilancia que algún día fueron reservadas para las potencias mundiales.

Las compañías como NSO Group o DarkMatter contratan a expiratas informáticos gubernamentales para ayudar a sus clientes a rastrear elementos criminales como grupos terroristas y cárteles de la droga.

Sin embargo, sus herramientas también se utilizan con propósitos más oscuros, como el espionaje a periodistas y activistas. 

Este fue el caso del Gobierno de México, que compró el ‘malware’ Pegasus de NSO con el objetivo de utilizarlo en la guerra contra los cárteles.

Según los funcionarios mexicanos, gracias a Pegasus, lograron atrapar al narcotraficante Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán.

Sin embargo, fuentes indican que también lo aprovechó para espiar al menos a dos docenas de periodistas, a críticos del Gobierno, investigadores internacionales del caso de los estudiantes de Ayotzinapa o incluso a partidarios de un impuesto a los refrescos.

En cuanto a Al Qahtani, el diario afirma que utilizó las herramientas de NSO Group para rastrear a los disidentes sauditas en todo el mundo en el marco de sus «extensos esfuerzos de vigilancia que, finalmente, llevaron al asesinato del periodista Jamal Khashoggi» en el consulado de Arabia Saudita en Estambul.

En mensajes intercambiados con empleados de NSO Group, Al Qahtani habló sobre «los grandes planes» para utilizar sus herramientas de vigilancia en países como Turquía, Catar, Francia y el Reino Unido, recoge el medio.