El año pasado se faenaron unos 105.000 caballos, lo que representa unas 24.000 toneladas de carne.
Los caballos se lucen en los partidos de polo y desafían a los gauchos en sus destrezas, pero casi todos tienen un destino común en Argentina: ser faenados y vendidos como carne «gourmet» a la Unión Europea, según un documental que se estrena el martes.
La película «5 Corazones» denuncia un negocio millonario que esconde maltrato, robo de equinos y manejos fraudulentos en un país que tiene un gran apego cultural a los caballos y que prohíbe el consumo interno, pero, sin embargo, es el principal exportador mundial de su carne.
El filme, dirigido por Martín Parlato, fundador de Posibl., una compañía multimedia que realiza contenido de impacto social, revela una investigación de tres años hecha en conjunto con organizaciones ambientalistas como la Fundación Franz Weber de Suiza y la Animal Welfare Foundation de Alemania.
«La crudeza de las imágenes demuestra que ahí no suceden cosas con las cuales los consumidores europeos estén encantados y mucho menos de llevarlas a su plato como una exquisitez de ‘delicatessen’ o un plato ‘gourmet'», dijo Parlato en una entrevista con Reuters por Zoom.
El año pasado se faenaron unos 105.000 caballos, lo que representa unas 24.000 toneladas de carne, según datos del Ministerio de Agricultura de Argentina, aunque sus críticos dicen que el número real es mayor debido al comercio ilegal.
El documental muestra imágenes de caballos comiendo al lado de una montaña de animales muertos o bebiendo agua podrida, además de denunciar la sangría de yeguas, una cruel práctica que implica preñarlas continuamente para luego provocarles abortos y extraer su sangre, que exportan para ser usada en la reproducción de otras especies.
Una vez que dejan de ser útiles, tanto las yeguas como los caballos son enviados a frigoríficos que exportan su carne principalmente a Francia, Bélgica, Italia, Alemania, Holanda, Rusia y Japón.
En Argentina existen cuatro establecimientos habilitados para la exportación, según una autoridad del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) citada en la película, que dice que los caballos no van directo a faena, sino que pasan seis meses en un lugar donde no reciben medicación ni productos que puedan ocasionar problemas para la salud humana.
Sin embargo, fuentes de organizaciones defensoras de los animales y un abogado especializado denuncian a cámara que estos establecimientos son avisados por las autoridades antes de las visitas de los inspectores de la UE para darles tiempo a exhibir el proceso de manera impecable cuando no lo es.
«Los principales problemas son el maltrato de los caballos y la falta de trazabilidad (…) y otro gran problema en Argentina es la corrupción», dice en el filme Sabrina Gurtner, project manager de Animal Welfare Foundation.
Una fuente del Senasa dijo en un comunicado a Reuters que el organismo está comprometido con el bienestar de los animales y agregó que está al tanto de ciertas irregularidades de los productores y que ha iniciado causas penales.
Parlato confirmó que actualmente hay denuncias en la justicia argentina y que Posibl. está trabajando con diputados de la UE en acciones para frenar la importación de carne equina.
«Lo que deseamos es que el objetivo final sea la prohibición de la importación de la carne de Europa (…) Ojalá se pueda prohibir la faena equina y este maltrato a los caballos que está evidenciado de tantos modos tan visibles y concretos», afirmó.
El documental se estrenará online en la plataforma de Posibl. (www.posibl.com), una compañía que trabaja con más de 500 organizaciones alrededor del mundo, gobiernos y otros actores de la sociedad en temas de impacto social. Luego recorrerá festivales internacionales, tanto de cine como vinculados a la defensa de los animales.