El ataúd de la soberana, fabricado hace más de 30 años está hecho con una madera sumamente difícil de encontrar y un revestimiento de plomo que lo vuelve muy pesado

Roble inglés y, sobre todo, plomo son los principales materiales del ataúd de la reina Isabel II, frente al que desfilarán cientos de miles de personas hasta sus exequias y que fue fabricado hace más de 30 años, como el de su marido, el príncipe Felipe, fallecido en 2021, explicó el lunes el diario The Times.

La funeraria londinense Leverton and Sons, encargada de las exequias reales, explicó al diario británico hace cuatro años que no sabían cuándo ni quién había fabricado ambos ataúdes, que les fueron entregados en 1991 cuando empezaron a trabajar como proveedores oficiales de la casa real británica. «Es de roble inglés, que es muy difícil de encontrar» y muy caro, explicó entonces su directivo, Andrew Leverton.

Desde hace siglos, reyes, reinas, príncipes y princesas han sido colocados en ataúdes de plomo para conservar mejor sus cuerpos, según reporta IFL Science, citado por DW. El revestimiento de plomo –que lo hace extremadamente pesado para sus ocho portadores– hace que el ataúd sea hermético.

Esto es especialmente importante, ya que el ataúd se colocará en una cripta y no se enterrará. Del mismo modo, antes de esto, el público no podrá ver el rostro de la reina, cuyo féretro yacerá cerrado y cubierto con el estandarte y las insignias reales.

Según el medio científico, los ataúdes revestidos de plomo ralentizan la descomposición del cuerpo al mantener la humedad fuera del ataúd. El plomo no se descompone y, por lo tanto, permanece hermético, lo que impide la descomposición, pero también que se liberen olores.

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