Un avión de vigilancia del ejército de Canadá detectó ruidos submarinos el miércoles durante la masiva búsqueda de un sumergible que desapareció con cinco personas a bordo cuando se dirigía al pecio de Titanic, en una parte remota del Atlántico Norte.
El comunicado de la Guardia Costera de Estados Unidos no explicó a qué se debían los ruidos, aunque ofreció un rayo de esperanza para los desaparecidos a bordo de Titan mientras se calcula que podría quedarles oxígeno para un día, si el submarino sigue funcionando.
Tres naves se sumaron a la búsqueda el miércoles por la mañana, entre ellas la John Cabot, equipada con sonar de barrido lateral, acompañada por la Skandi Vinland y la Atlantic Merlin, tuiteó la guardia costera.
Mientras, persisten las dudas sobre cómo podrían llegar los equipos a la embarcación perdida, que podría encontrarse a unos 3.800 metros (12.500 pies) de profundidad, cerca del lugar donde descansa el histórico transatlántico. Advertencias recién descubiertas sugieren que se habían hecho importantes advertencias sobre la seguridad del sumergible antes de su desaparición.
A bordo iba el piloto Stockton Rush, CEO de la empresa organizadora de la expedición, OceanGate. Sus pasajeros eran un aventurero británico, dos miembros de una familia de empresarios paquistaníes y un experto en el Titanic.
La Guardia Costera escribió en Twitter que un P-3 Orion canadiense, un avión de patrulla marítima, había “detectado ruidos submarinos en la zona de búsqueda. Los rescatistas trasladaron entonces un robot submarino a esa zona, cuyas búsquedas “han arrojado resultados negativos pero continúan”.
“Los datos del avión P-3 han sido compartidos con nuestros expertos de la Armada estadounidense para un análisis más profundo que se tendrá en cuenta en planes de búsqueda futuros”, indicaron los guardacostas.
El comunicado se publicó después de que la revista Rolling Stone, citando lo que describió como emails internos del Departamento de Seguridad Nacional sobre la búsqueda, reportó que los equipos escucharon “ruidos de golpes en la zona cada 30 minutos”.
En los desastres submarinos, cuando la tripulación no puede comunicarse con la superficie recurre a dar golpes en el casco del sumergible para ser detectados por un sonar. Sin embargo, ningún funcionario ha sugerido públicamente que este sea el caso y los ruidos podrían proceder de diversas fuentes.
Los reportes han avivado la esperanza en algunos, incluyendo Richard Garriott de Cayeux, presidente de The Explorers Club. En una carta abierta a los aventureros de su club, entre los que están el británico y el experto en el Titanic que viajaban en el Titan, explicó que ahora tenía “mucha más confianza” luego de hablar con funcionarios del Congreso, del ejército estadounidense y de la Casa Blanca acerca del operativo.
Se han empleado tres aviones de transporte C-17 del ejército estadounidense para trasladar sumergibles comerciales y equipos de apoyo desde Buffalo, Nueva York, a San Juan, Terranova, Canadá, para participar en el operativo, explicó un vocero del Mando de Movilidad Aérea estadounidense.
El ejército canadiense movilizó un avión de patrulla y dos buques, uno de ellos especializado en medicina submarina. También lanzó boyas de sonar para escuchar cualquier posible sonido procedente del Titan.
Los rescatistas trabajan contrarreloj porque, incluso en el mejor de los casos, el sumergible Titan podría quedarse sin oxígeno el jueves en la mañana.
Además de un despliegue con barcos y aviones internacionales, un robot submarino ha empezado a buscar en las inmediaciones del Titanic y se presionaba para llevar a equipos de salvamento al lugar por si apareciese el sumergible.
Las autoridades reportaron que el sumergible de fibra de carbono se perdió el domingo en la noche, lo que activó su búsqueda en aguas a unos 700 kilómetros (435 millas) al sur de San Juan.
El submarino tenía una provisión de oxígeno para cuatro días cuando zarpó alrededor de las 06:00 horas del domingo, señaló David Concannon, asesor de OceanGate Expeditions, que supervisó la misión.
El periodista de CBS News David Pogue, que viajó al Titanic a bordo del Titan el año pasado, explicó que el vehículo emplea dos sistemas de comunicaciones: mensajes de texto con un buque en la superficie y señales de seguridad que emite cada 15 minutos para indicar que sigue funcionando.
Los dos sistemas dejaron de funcionar alrededor de una hora y 45 minutos después de la inmersión.
“Eso solo podría significar dos cosas: o perdieron toda la potencia o bien se produjo una grieta y la nave implosionó al instante. Las dos son horriblemente desesperantes”, dijo Pogue a la cadena canadiense CBC el martes.
El sumergible tiene siete sistemas de reserva para regresar a la superficie, incluyendo sacos de arena y tubos de plomo que se desprenden y un globo inflable. Uno de los sistemas está diseñado para funcionar aunque todos los pasajeros estén inconscientes, explicó Pogue.
Por otra parte, documentos mostraron que OceanGate había sido advertida de que la embarcación experimental podría sufrir problemas de seguridad catastróficos debido a la forma en que se probó y la ausencia de una revisión por parte experto independiente.
David Lochridge, director de operaciones marítimas de OceanGate, dijo en una demanda en 2018 que las pruebas y certificaciones de la firma eran insuficientes y que “someten a los pasajeros a un posible peligro extremo en un sumergible experimental”.
La empresa insistió en que Lochridge “no es ingeniero y no fue contratado ni encargado de realizar servicios de ingeniería sobre el Titan”.
También en 2018, la Marine Technology Society, que se describe como “grupo profesional de educadores, legisladores, tecnólogos e ingenieros oceánicos”, emitió su propia advertencia en una carta a Rush. La asociación indicó que era crucial que la firma sometiera su prototipo a ensayos supervisados por un experto ajeno a la compañía antes de ponerlo en funcionamiento para salvaguardar a sus pasajeros. Los documentos fueron reportados primero por The New York Times.
La búsqueda ha atraído la atención internacional. En Dubái, donde reside el aventurero británico Hamish Harding, el príncipe heredero, Hamadan bin Mohammed Al Maktoum, escribió: “Dubái y su gente rezan por su seguridad y su esperado regreso a casa”.
Entre los pasajeros desaparecidos están también los paquistaníes Shahzada Dawood y su hijo Suleman, cuya empresa homónima tiene inversiones en todo el país. En la ciudad portuaria de Karachi, trabajadores de sus empresas dijeron que rezaron por su regreso, igual que funcionarios gubernamentales.
El explorador francés y experto en el Titanic, Paul-Henry Nargeolet, completaba la tripulación.
Vía AP
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