El director del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, toma la decisión a pesar de la división existente entre el comité de expertos que ha evaluado el brote.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha decidido declarar el actual brote de viruela del mono como “emergencia de salud pública de importancia internacional”.

Es la segunda vez en dos años y medio que el organismo se ve obligado a tomar esta decisión ante el avance de una enfermedad, tras hacerlo a principios de 2020 con el coronavirus.

El actual brote ya ha provocado más de 16 mil 500 casos en 75 países, casi todos leves o muy leves, desde que los primeros contagios fueron identificados en Londres a principios de mayo. Dos semanas después, la circulación del virus fue también detectada en Lisboa y Madrid, lo que marcó el inicio de un incremento sostenido que no se ha detenido. Hasta el momento, según la OMS, se han producido cinco fallecimientos en África occidental.

Más del 95 por ciento de los casos han sido diagnosticados en hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres en ambientes en los que es frecuente el contacto estrecho con desconocidos o varias parejas en poco tiempo. Esta nueva forma de transmisión del virus, que es conocido desde hace décadas, pero nunca se había contagiado masivamente de esta forma, es una de las mayores preocupaciones de la OMS.

La emergencia sanitaria declarada este sábado es el máximo nivel de alerta que prevé el Reglamento Sanitario Internacional, una consideración que hasta ahora solo tenían el coronavirus y la polio. La medida confiere poderes en el ámbito internacional a la OMS mediante recomendaciones que serán de obligado cumplimiento para los países miembros.

La decisión ha sorprendido a algunos especialistas, que esperaban que la OMS no diera el paso ante la levedad de la mayoría de los casos, el crecimiento sostenido ―pero no exponencial de casos― y los escasos diagnósticos hechos fuera de los grupos que incurren en prácticas de riesgo.

No era una decisión fácil, ya que, por un lado, está el riesgo de subestimar un problema que es importante y, por el otro, el de alarmar en exceso ante una situación que poco tiene que ver con una pandemia como la del coronavirus”, afirma Daniel López Acuña, exdirector de acción sanitaria en crisis de la OMS.

Este experto considera que en este caso han podido pesar “más los criterios políticos que técnicos” y reitera que “la estrategia clave para frenar el brote sigue en manos de los gobiernos y es lo que no se está haciendo bien, como un buen rastreo de contactos y búsqueda de casos”.

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