¿Cómo se prepara la comida cuando un ingrediente básico es demasiado caro? Esta pregunta se plantea en hogares de todo el mundo ante la escasez de alimentos básicos como arroz, aceite de cocina y cebollas. Eso se debe a que algunos países han introducido restricciones sobre la comida que exportan para proteger sus propios suministros ante el efecto combinado de la guerra en Ucrania, la amenaza del fenómeno de El Niño a la producción de alimentos y los crecientes daños provocados por el cambio climático.
Para Caroline Kyalo, de 28 años y que trabaja en un salón de belleza en Nairobi, la capital de Kenia, la cuestión es buscar la forma de cocinar para sus dos hijos sin cebollas. Las restricciones sobre la exportación de ese vegetal en la vecina Tanzania ha multiplicado los precios por tres. En un principio intentó utilizar cebollas tiernas, pero también se volvieron demasiado caras. Ocurrió lo mismo con otros alimentos básicos como el aceite de cocina y la harina de maíz.
Pese a las fértiles tierras y la numerosa fuerza de trabajo del país del este de África, el alto coste de cultivar y transportar alimentos y la peor sequía en varias décadas han reducido la producción local. Además, la gente prefería las cebollas rojas de Tanzania porque eran más baratas y duraban más. Para 2014, Kenia recibía la mitad de sus cebollas de su país vecino, según un reporte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
En el principal mercado de comida de Nairobi, Wakulima, los precios de las cebollas de Tanzania están en su máximo de siete años, señaló el tendero Timothy Kinyua.
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Algunos tenderos se han adaptado comprando productos etíopes y otros han optado por vender otros vegetales, pero Kinyua sigue con las cebollas.
La cuota a la exportación de cebollas introducida este año en Tanzania forma parte del “contagio” de restricciones impuestas en países asustados por la falta de suministro y el aumento de demanda sobre sus cultivos, explicó Joseph Glauber, investigador veterano en el Instituto Internacional de Investigación de Política Alimentaria.
En todo el mundo hay 19 países con 41 restricciones sobre la exportación de alimentos, que van desde vetos totales a impuestos, según el instituto.
India prohibió este año los envíos de algunas variedades de arroz, lo que sacó del mercado en torno a un quinto de las exportaciones globales. La vecina Myanmar, el quinto productor de arroz más importante del mundo, respondió deteniendo algunas exportaciones de ese grano.
India también restringió los envíos de cebollas tras unas lluvias irregulares —un fenómeno asociado al cambio climático— que causaron daños en las cosechas. Eso disparó los precios en la vecina Bangladesh, y las autoridades están teniendo problemas para buscar nuevas fuentes de ese vegetal.
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Mientras tanto, una sequía en España afectó a la producción de aceite de oliva. Cuando los compradores europeos acudieron a Turquía, los precios del aceite de oliva se dispararon en el país mediterráneo, lo que llevó a las autoridades locales a restringir las exportaciones. Marruecos, que también lidiaba con una sequía antes de un letal terremoto este mes, dejó de exportar cebollas, patatas y tomates en febrero.
No es la primera vez que hay revuelo en los precios de la comida. El coste de alimentos básicos como el arroz y el trigo subió a más del doble en 2007 y 2008, pero el mundo tenía reservas en abundancia a las que podía recurrir y pudo reponerlas en los años posteriores.
Sin embargo, ese margen se ha reducido en los dos últimos años y el impacto del cambio climático implica que los suministros de comida podrían verse superados rápidamente por la demanda y los picos de precios, dijo Glauber, execonomista jefe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Los expertos creen que los precios de la comida en todo el mundo dependerán de la interacción de tres factores: cómo se desarrolla el fenómeno de El Niño y cuánto dura, si el mal tiempo daña las cosechas y provoca más restricciones a la exportación, y la evolución de la guerra de Rusia en Ucrania.
Los dos países en guerra son importantes proveedores globales de trigo, cebada, aceite de girasol y otros alimentos, especialmente para países en desarrollo donde los precios de la comida han subido y la gente pasa hambre.
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El Niño es un fenómeno natural que varía los patrones meteorológicos del planeta y puede provocar eventos extremos, como sequías e inundaciones. Aunque los científicos creen que el cambio climático está haciendo más fuerte esta edición de El Niño, resulta imposible predecir con antelación su impacto exacto en la producción de alimentos.
Los primeros indicios son preocupantes.
India sufrió su agosto más seco en un siglo, y Tailandia enfrenta una sequía que ha avivado el temor sobre el suministro global de azúcar. Los dos son los mayores exportadores de azúcar después de Brasil.
Esa lluvia más escasa en India también acabó con las esperanzas de los exportadores de que la nueva cosecha de arroz en octubre fuera a acabar con las restricciones comerciales y estabilizara los precios.
Foto: Especial
Vía: AP