Este es el segundo matrimonio para Sabina, que el 18 de febrero de 1977 se casó con Lucía Correa, más por interés que por amor.
Joaquín Sabina y Jimena Coronado ya son marido y mujer. El cantante y la que es su pareja desde hace 25 años han contraído matrimonio en el registro civil de la calle Pradillo de Madrid, a las doce de la mañana de este lunes. Ha oficiado la boda la secretaria del juzgado, la letrada judicial. También ha estado presente el ministro del Interior, amigo de la pareja, Fernando Grande-Marlaska. Tras el enlace, la pareja ha salido por la llamada “puerta de bodas”, por donde suelen salir las personas que contraen matrimonio en este inmueble.
El cantante llevaba mascarilla y un sombrero de paja e iba vestido con un traje azul, una camiseta negra y zapatillas de deporte, además de llevar unas flores en la solapa. Coronado ayudaba a bajar las escaleras del registro civil a su ya esposo, con un vestido azul oscuro, sandalias planas negras y también con mascarilla. Entre sus amigos estaba presente el cantante Joan Manuel Serrat. Cuando ha llegado un vehículo para recogerlos, todos han salido rápidamente para evitar ser fotografiados. Después, se marcharon a almorzar junto al pequeño grupo que les acompañaba.
La de Sabina y Coronado ha sido una boda por sorpresa solo a medias. A principios de noviembre de 2019, el cantante Joan Manuel Serrat desveló que su compañero se había arrodillado para pedirle matrimonio a su pareja. Serrat y Sabina charlaron durante su gira argentina con el programa Teleshow y, entre bromas y guiños, contaron que el de Úbeda sorprendió a Jimena Coronado con una propuesta de matrimonio. “Doblé la cerviz y en verso…”, desvelo el jiennense en la televisión argentina.
La pedida de mano tuvo lugar en la fiesta del 50º cumpleaños de Jimena. Fue entonces cuando Sabina, de 71 años, no dudó en arrodillarse ante ella y frente a todos los invitados, algunos de ellos cómplices de lo que iba a suceder, le entregó un anillo y no tuvo miedo de entonar un poema para ella. “Ya sabemos lo ceremonioso que es”, contaba en noviembre a este diario el editor Chus Visor, uno de los presentes a la celebración.
La pareja se conoció en 1999 en una suite del hotel Sheraton de Lima, donde ella acudió como fotógrafa del diario local El Comercio para realizarle un reportaje. Tras las fotografías, esa noche quedaron en un bar de Lima, la ciudad natal de Jimena Coronado, que es hija del expresidente del Banco Central de la Reserva peruana: Pedro Coronado Labó. Él, por supuesto llegó un par de horas tarde. Los dos tenían pareja entonces, pero cuando esas relaciones acabaron volvieron a retomar el contacto: ella le mandó una larga carta que él tardó cuatro meses en decidirse a abrir. Cuando lo hizo, volvieron a encontrarse en México, donde pasaron unos días juntos.
Desde hace años, la pareja vive en Madrid, en la céntrica plaza de Tirso de Molina, junto a media docena de gatos, donde Sabina compone y ella gestiona su agenda y sus asuntos. Durante el confinamiento obligado por la pandemia del coronavirus, se les ha visto aplaudir al personal sanitario a las ocho de la tarde desde su balcón. Estos días no ha hablado con apenas nadie, ni ha concedido entrevistas, aunque el pasado mes de abril charlaba con Jordi Évole sobre el accidente que sufrió el pasado febrero en Madrid, cuando tropezó en el escenario de un concierto y tuvo que pasar por la UCI. “Sé que me enrollé en un cable y que, al siguiente paso, me pegué el hostión. Pero el hostión fue más fuerte de lo que pensáis”, explicó. Sabina aún sufría“un hematoma en la cabeza”, pero contaba que se encontraba “bastante bien”. “No puedo tocar la guitarra porque un brazo todavía no da mucho de sí”, relataba con tristeza. “Eso me hubiera consolado mucho en el confinamiento”. También lamentaba la muerte de su querido amigo Luis Eduardo Aute.
Este es el segundo matrimonio para Sabina, que el 18 de febrero de 1977 se casó con Lucía Correa, más por interés que por amor, como él mismo ha contado: “Yo era un hippie total y me quería suicidar por tener que ir al ejército. Entonces me enteré de una fórmula: si te casabas, podías ir a dormir fuera del cuartel todas las noches. Inmediatamente llamé a todas las chicas que conocía. Y ella fue la única que me dijo que sí. El matrimonio duró lo que duró la milicia: muy poquito”. Además, el músico tiene dos hijas de una larga relación con Isabel Oliart, Carmela y Rocío.