Su madre, Liudmila, estaba convencida de que Yulia seguía viva y conjeturaba con que la niña pudo haber sido secuestrada por gitanos.
Una joven bielorrusa de 24 años que se perdió hace dos décadas cuando viajaba en tren con su padre, y que ha vivido desde entonces en la ciudad rusa de Riazán —a donde llegó tras su extravío—, se reencontró el pasado mes de agosto con su familia biológica tras descubrir finalmente su identidad gracias a una sencilla búsqueda por Internet, informan medios locales.
Yulia Moiséyenko no recuerda con detalle cómo aquel 1 de octubre de 1999 acabó en Rusia. Ese día, se subió a un tren suburbano que une Minsk, la capital bielorrusa, con la localidad de Osipóvichi, ubicada a unos 100 kilómetros al sureste.
Su padre —que había ingerido alcohol— se quedó dormido durante el trayecto y al despertar vio que su hija ya no estaba. Junto a su esposa, acudió a la Policía para denunciar la desaparición de la pequeña, que fue intensamente buscada en su país de origen, aunque sin éxito.
Su madre, Liudmila, estaba convencida de que Yulia seguía viva y conjeturaba con que la niña pudo haber sido secuestrada por gitanos. Inicialmente, los propios padres fueron investigados y se sometieron a una prueba de polígrafo para descartar sospechas. En 2017 conversaron con un portal de noticias y expresaron su esperanza de encontrar a su hija.
Yulia no sabe cuánto tiempo pasó exactamente entre el día que se perdió y la fecha en que fue encontrada en la estación de Riazán. Al ser preguntada por las autoridades, pudo proporcionar los nombres de sus progenitores, pero no así su apellido ni su domicilio.
Sus padres adoptivos recuerdan que al principio la menor contaba que unas personas la estuvieron llevando de una casa a otra mientras ella pedía limosna y que debía dormir y evitar llamar la atención de los policías.