Bad Bunny tiene la capacidad de extender las estaciones del año, los outfits veraniegos se ven por doquier.

En los alrededores del Estadio Azteca, los vecinos, como ya es costumbre, rentan sus casas y banquetas para estacionarse, pero se quejan porque no saben si lograrán llenar el cupo que esperaban.

Las terrazas ofrecen paquetes de 900 pesos, que incluyen DJ antes y después del concierto, taquiza, barra libre. Para precopear mientras se camina a loa accesos, están las “Miches San Benito”, palomas, cerillitos y azules.

El caos en las cercanías del recinto se nota, pleitos entre carros, los gritos de los revendedores y gente caminando desesperada por encontrar su acceso, pues a pesar de la gran cantidad de elementos de seguridad que rodean el lugar, casi ninguno sabe orientar a los asistentes. La gente corre mientras advierten a otros que los están regresando de la puerta que está más adelante, dónde ya les habían indicado que era por ahí su acceso.

La aglomeración en las entradas fue la constante, ante la desorganización para poder ingresar.

Además al llegar, muchos se encuentran con que sus boletos “no pasan”, según les dicen en las puertas.

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Muchas personas se quejan de que a pesar de haber comprado sus boletos en Ticketmaster, les dicen que son inválidos porque sus códigos ya fueron utilizados

El Azteca está iluminado por una luna redonda y amarilla. Bad Bunny tiene la capacidad de extender las estaciones del año, los outfits veraniegos se ven por doquier, colores encendidos, estampados florales, tops, shorts, bermudas, sombreros de paja y bucket hats.

Pero también hay atuendos más atrevidos, predominan las diademas de orejitas de conejo con luces y peluche, gente disfrazada de corazones rojos como la portada de Un verano sin ti, chamarras de lentejuelas y gente con mamelucos de tiburones que están esperanzados con ser uno de los afortunados que puedan subir al escenario. 

El público se vuelve parte del show, gracias a los brazaletes de luz que les repartieron al entrar a sus lugares, y van prendiendo al ritmo de la música con diferentes intensidades mientras suena Te boté.

México se hace presente y la voz de Juan Gabriel suena con un poco de Querida como precedente a una de las canciones más esperadas de la noche: Si veo a tu mamá se convirtió en una fiesta de año nuevo adelantada con pirotecnia incluida.

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