LA idea fue del reverendo Andy Bryant luego de visitar la Capilla Sixtina hace dos años y admirar la obra de Miguel Ángel sobre el techo.
En busca de más fieles y una mayor asistencia veraniega, varias iglesias británicas han hecho instalaciones alternativas en sus naves.
Por lo general, la nave de una iglesia medieval, con sus enormes vitrales y sus altísimos arcos, es considerada un lugar sagrado para la oración y la reflexión. Ahora también se ha vuelto un sitio para deslizarse por un tobogán de unos 16 metros de altura.
Este verano, quienes visiten algunas de las catedrales más antiguas e imponentes de Inglaterra encontrarán ahí atracciones como un tobogán, un campo de golfito, un paisaje lunar y un modelo realista de la Tierra que cuelga del techo.
Dentro de la catedral de Norwich, en el este de Inglaterra, un colorido tobogán serpentea por los pilares de piedra del siglo XII. El reverendo Andy Bryant, canónigo de la misión de esta catedral, señaló que la intención es brindarles a los visitantes una nueva perspectiva sobre los techos ornamentados y sobre la religión en general.
“Este es un intento premeditado para ayudar a que la gente se involucre con nuestra catedral”, comentó. “Existe la idea de que el tobogán vuelve al ambiente insolente o bullicioso, pero en realidad la gente se sube para ver la catedral en todo su esplendor”.
Después de años de bajos niveles de asistencia a las iglesias anglicanas, el ambiente como de parque de diversiones que hay en algunas catedrales este verano muestra los extremos a los que están dispuestas a llegar las autoridades eclesiásticas: en su intento por atraer a más gente, buscan presentar una imagen más inclusiva y menos rígida.
Bryant dijo que pensó en instalar el tobogán luego de visitar la Capilla Sixtina hace dos años y admirar la obra de Miguel Ángel sobre el techo. Le hizo pensar en el techo de la catedral de Norwich, adornado con grabados medievales, llamados claves, que muestran pasajes de la Biblia, y lamentó el hecho de que los visitantes no pudieran verlos más de cerca.
Ahora, por 2 libras (unos 2,50 dólares), la gente puede subir a la parte superior de la torre y deslizarse por el tobogán mientras admira la iglesia.
Las misas siguen siendo normales, e incluso se planea que haya sermones dictados desde la parte superior del tobogán.
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