México se encuentra en una coyuntura histórica para consolidarse como un actor clave en la nueva dinámica económica global impulsada por el nearshoring, pero el éxito no está garantizado ni será automático. Así lo señalaron Derzu Daniel Ramírez Ortiz, Director de la Licenciatura en Relaciones Internacionales, y Guillermo Guzmán Cano, profesor de la Facultad de Comercio y Estrategia Internacional de la UPAEP.

Ambos expertos coincidieron en que el nearshoring —la reubicación de empresas hacia territorios más cercanos y confiables— es una de las transformaciones más relevantes del panorama económico internacional, y México tiene elementos para aprovechar este fenómeno. Sin embargo, el país necesita actuar con inteligencia estratégica, coordinación institucional y conocimiento profundo de las nuevas reglas del juego geoeconómico.

El fenómeno del nearshoring se ha intensificado a partir del desacoplamiento económico entre Estados Unidos y China, la guerra comercial iniciada desde 2016, la pandemia del COVID-19 y la necesidad de cadenas de suministro más resilientes”, explicó Derzu Ramírez. “México tiene ventajas naturales como la cercanía geográfica con Estados Unidos, una mano de obra calificada y un tratado comercial vigente, el T-MEC, que le otorga un acceso privilegiado al mercado estadounidense. Pero eso no basta”, puntualizó.

El académico recordó que durante la década de 1990, México logró posicionarse como un destino atractivo para la inversión extranjera directa gracias al Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), pero los tiempos han cambiado. Ahora se requiere comprender los intereses económicos y geopolíticos de Estados Unidos, sobre todo en sectores clave.

Estados Unidos busca relocalizar su producción en sectores estratégicos como el farmacéutico, automotriz, semiconductores y baterías avanzadas, principalmente para autos eléctricos. México debe identificar con precisión en qué sectores tiene oportunidades reales y cómo cumplir con los requisitos del T-MEC para aprovechar las exenciones arancelarias”, advirtió Ramírez Ortiz.

El anuncio reciente del presidente estadounidense —de aplicar nuevos aranceles del 50% a productos chinos, pero exentar a México y Canadá siempre que cumplan con las reglas del tratado— es una señal clara de que el T-MEC sigue siendo una herramienta clave para atraer inversiones, destacó.

Por su parte, Guillermo Guzmán Cano enfatizó que el nearshoring debe abordarse desde una perspectiva integral e interdisciplinaria. “No podemos pensar en esta relocalización como algo espontáneo o meramente económico. Hay dimensiones logísticas, legales, políticas, sociales y hasta medioambientales que deben considerarse”, señaló.

En ese sentido, Guzmán Cano destacó que la UPAEP ha diseñado un curso de actualización sobre Nearshoring Estratégico: Clave para el Éxito en México, el cual se impartirá del 23 de abril al 30 de mayo, con un enfoque interdisciplinario y dirigido a empresarios, académicos, estudiantes y tomadores de decisiones.

El curso busca brindar herramientas concretas para entender cómo funciona esta nueva lógica de las cadenas globales de valor, cuáles son los sectores con mayor potencial y qué políticas públicas deben impulsarse para aprovechar este fenómeno. No se trata de esperar que la inversión llegue sola, sino de prepararnos activamente para atraerla y aprovecharla en favor del desarrollo nacional”, agregó.

Los académicos subrayaron que tanto la Licenciatura en Relaciones Internacionales como la Facultad de Comercio y Estrategia Internacional de la UPAEP están comprometidas con formar profesionales capaces de interpretar el complejo contexto global y de generar soluciones innovadoras que beneficien a México.

La relocalización de empresas puede convertirse en un catalizador para el desarrollo económico si se entiende como una oportunidad estratégica, con visión de largo plazo y colaboración entre gobierno, sector privado y academia”, refirió Derzu Ramírez Ortiz.

 

Estamos en un momento histórico. No habíamos visto algo tan radical y súbito en décadas”, expresó el maestro Guzmán Cano, al referirse al cambio de paradigma que representa el fenómeno del nearshoring en medio de la reconfiguración económica global. “Hoy, México debe levantar la mano y decir: ‘Aquí estamos y tenemos las condiciones’”.

Uno de los pilares fundamentales para capitalizar esta oportunidad es la infraestructura, que no sólo es esencial para la manufactura y relocalización de empresas, sino también para posicionar a México como un verdadero hub logístico entre Asia, Norteamérica y Sudamérica.

Guzmán Cano detalló que mientras el llamado “Plan México” contempla una inversión pública cercana a los 30 mil millones de dólares, la iniciativa privada estima que se requerirían al menos 400 mil millones de dólares para poner al país a la altura de las necesidades logísticas globales. “Eso representa apenas el 7.8% de lo realmente necesario. Es decir, todavía hay un enorme espacio para el desarrollo”, subrayó.

Además, según proyecciones de la Secretaría de Hacienda, la sustitución de importaciones procedentes de China a través del nearshoring representaría un crecimiento de 1.4% del PIB mexicano, cifra que el sector privado eleva incluso al 2%.

Guillermo Guzmán presentó una propuesta estratégica con seis áreas fundamentales que deben ser atendidas de manera inmediata y coordinada:

Modernización de infraestructura y seguridad: Urge actualizar y proteger la red de transporte y logística para facilitar el comercio.

Capacidad de suministro energético: Asegurar energía eléctrica estable y suficiente, algo esencial para cualquier inversión industrial.

Conectividad logística: Puertos, aeropuertos y vías férreas deben funcionar de forma integrada, eficiente y moderna.

Gestión ambiental: Las políticas públicas deben garantizar un equilibrio entre crecimiento industrial y sustentabilidad.

Disponibilidad de talento: Existe un déficit notable de personal capacitado, especialmente en sectores clave como el transporte y logística.

Complementariedad de proyectos: Integrar e interconectar los más de 37 proyectos de infraestructura en el país para generar verdaderos hubs logísticos.

Para el experto de la UPAEP, México no sólo puede consolidarse como la plataforma de manufactura de Norteamérica, sino como el eje articulador de una red logística continental. Ejemplificó el caso reciente de una empresa automotriz que logró transportar 600 vehículos desde el Atlántico al Pacífico vía ferroviaria, para su exportación a EE.UU., sorteando así políticas arancelarias restrictivas.

Eso demuestra que no sólo podemos fabricar productos, también podemos ser un centro de cruce, etiquetado y especialización”, explicó.

En este escenario, el académico destacó el papel que estados como Nuevo León, Baja California, Querétaro y Jalisco han jugado en la carrera por atraer inversiones y desarrollar infraestructura logística. Sin embargo, también lanzó una reflexión crítica sobre la necesidad de que Puebla defina una estrategia clara, alineada tanto con las prioridades nacionales como con las demandas internacionales.

Finalmente, Guzmán Cano subrayó la importancia de generar espacios de análisis y planeación estratégica, tanto desde el gobierno como desde la iniciativa privada y la academia. “Esta conferencia de prensa, y el curso que estamos por lanzar, son parte de ese esfuerzo por poner las cartas sobre la mesa, compartir datos, provocar reflexión y generar decisiones bien informadas”.

México, sí tiene lo necesario para consolidarse como un jugador clave en la nueva geografía económica, pero esa ventaja competitiva sólo se sostendrá si el país planifica con visión de futuro, integra esfuerzos y actúa de manera coordinada.

De acuerdo con los panelistas de la UPAEP, entre los sectores más beneficiados por el nearshoring destacan el automotriz, el farmacéutico, el agroalimentario y el turístico. No obstante, enfatizaron que el impacto positivo se extiende también a rubros como el transporte de carga, los servicios financieros y el sector químico.

El transporte de carga está enfrentando mucha incertidumbre por la falta de claridad sobre dónde se detonará la producción, lo que afecta el movimiento de bienes”, advirtió Guillermo Guzmán. Además, señaló que el sector financiero está en pausa ante el posible escenario de recesión en Estados Unidos, limitando la disponibilidad de capital e inversión.

Una mención especial merece la industria de los semiconductores, identificada como una prioridad estratégica tanto para Estados Unidos como para México. “Durante el mandato de Joe Biden se lanzó la Alianza para la Prosperidad de las Américas, UPAEP buscando que países como México desarrollen capacidades para ensamblar, probar y eventualmente fabricar semiconductores”, explicó Derzu Ramírez. Sin embargo, agregó que aún persisten rezagos en la normalización de esta cadena productiva, derivado de los efectos prolongados de la pandemia.

Los expertos coincidieron en que para aprovechar el potencial del nearshoring, México debe superar retos como el fortalecimiento de la infraestructura logística, la garantía de seguridad jurídica, el abastecimiento energético y la capacitación de la mano de obra.

La manufactura no se regularizará si no se resuelven temas clave como la logística, el almacenamiento y las tarifas especiales. Estos servicios siguen siendo costosos porque aún tratamos los materiales como embarques especiales”, añadió Guzmán Cano.

Además, enfatizaron que sin una política pública integral, que integre esfuerzos del sector público, privado y académico, las oportunidades del nearshoring pueden diluirse o quedar limitadas a ciertas regiones o industrias.

Guillermo Guzmán puntualizó que las universidades deben actuar como entes disruptores: “Somos quienes tenemos el fundamento y la valentía de decir: ‘Vamos a hacer las cosas de manera distinta’.

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