Desde su retorno a la presidencia, Donald Trump ha retomado una política comercial proteccionista, amenazando con la imposición de aranceles a México y otros países. En respuesta a estas medidas, el gobierno mexicano optó por la negociación, obteniendo un mes adicional para abordar diversas exigencias impuestas por la administración estadounidense, refirió Juan Carlos Botello Osorio, profesor de la Facultad de Comercio y Estrategia Internacional de la UPAEP.
Dijo que las medidas arancelarias impuestas por Estados Unidos representan un reto significativo para la economía mexicana y el comercio internacional. La incertidumbre generada por estas políticas podría traducirse en una desaceleración económica y afectar la inversión extranjera en el país. Ante este panorama, México debe fortalecer su estrategia de negociación y diversificar sus mercados para reducir la dependencia del comercio con Estados Unidos. La próxima ronda de negociaciones será clave para determinar el impacto a largo plazo de estas medidas en la economía nacional e internacional.
El impacto de los aranceles no es homogéneo en todo el país. Regiones como el Bajío y el Estado de México, que dependen en gran medida del sector agrícola, podrían verse más afectadas por estas políticas. «Cada estado deberá evaluar sus oportunidades y realizar un trabajo coordinado entre los sectores público y privado para mitigar los efectos negativos», advirtió Juan Carlos Botello.
Botello Osorio explicó que los aranceles no son un fenómeno nuevo y han sido utilizados desde la antigüedad como una herramienta de política económica. En la actualidad, los aranceles funcionan como impuestos a la importación que buscan proteger a la industria nacional. Sin embargo, su imposición también genera efectos adversos en el comercio global, encareciendo los productos y afectando a los consumidores finales.
Históricamente, la tendencia mundial ha sido hacia la liberalización del comercio, impulsada por acuerdos internacionales como el GATT y la Organización Mundial del Comercio (OMC). No obstante, algunos países han adoptado medidas proteccionistas para resguardar sus economías. En el caso de Estados Unidos, las acciones de Trump responden a presiones de grupos económicos internos y a una estrategia política para reducir el déficit comercial con otras naciones.
El impacto de estas políticas comerciales en México podría ser significativo, especialmente para sectores clave como el automotriz y el acerero. El arancel del 25% en el acero y aluminio podría afectar la competitividad de las exportaciones mexicanas, generando un encarecimiento en la producción industrial. Además, la reciente amenaza de un nuevo arancel a la industria automotriz para el 2 de abril agrava la incertidumbre económica.
Juan Carlos Botello destacó que, si bien la globalización ha promovido el libre comercio, también ha generado vulnerabilidades que algunos gobiernos buscan mitigar mediante medidas proteccionistas. «La reacción de Trump no solo responde a una visión económica, sino también a una estrategia política basada en la idea de que Estados Unidos ha sido desfavorecido en los acuerdos comerciales», puntualizó el experto.
Uno de los sectores más afectados por estos aranceles es el del aluminio. La llegada de empresas chinas que producen productos con este material ha impactado significativamente los volúmenes de importación. No solo México ha experimentado estos cambios, sino también otros países como Argentina, Australia y Canadá, enfatizó Botello Osorio.
En Estados Unidos, entre 2020 y 2024, las importaciones vía México aumentaron hasta un 35%. Aunque en México este incremento fue moderado, Australia, por ejemplo, elevó sus exportaciones de aluminio a Estados Unidos en un 103%», explica Juan Carlos Botello. Estos cambios han encendido alertas en el mercado interno estadounidense, donde los sindicatos del acero y el aluminio han manifestado su preocupación por la pérdida de capacidad de producción local y la dependencia creciente de las importaciones.
El fenómeno de la triangulación comercial también ha sido un tema de discusión. En muchos casos, países terceros son utilizados como puentes para la introducción de mercancías en Estados Unidos, lo que ha erosionado la base de clientes de la industria nacional. «Los consumidores finales y las empresas que usan aluminio para producir otros bienes optan por productos importados en lugar de los nacionales, lo que reduce la demanda de la industria estadounidense», indica el experto.
Casos como el de Rusia evidencian la severidad de estas medidas. Mientras que para México y otros países los aranceles son del 25%, para Rusia han alcanzado el 200%. Además, el gobierno estadounidense ha descartado nuevas solicitudes de exclusión de productos de estos aranceles, consolidando su estrategia de proteccionismo económico, señaló el académico.
A pesar de las críticas, el gobierno de Estados Unidos sostiene que estas medidas no afectan negativamente a su economía, sino que fortalecen la industria manufacturera local. Según los estudios realizados, la reducción de importaciones ha incentivado la inversión interna en el sector del acero y aluminio, generando inversiones por más de 10 mil millones de dólares. Organismos como el Instituto Americano del Hierro y el Acero y la Asociación de Fabricantes de Acero han respaldado estas políticas, destacando que han fortalecido la producción nacional, manifestó Juan Carlos Botello.
Sin embargo, estas políticas también podrían derivar en represalias comerciales y afectar las relaciones con socios estratégicos como México. La situación sigue evolucionando y será clave el papel de la diplomacia comercial para mitigar los efectos negativos en la economía y el comercio internacional.
El T-MEC tiene sus propias condiciones respecto a los ingresos y condiciones laborales de ciertos sectores, como el automotriz. Sin embargo, los aranceles suman una nueva variable que puede modificar el entorno comercial entre ambos países», explicó Botello Osorio. Además, recordó que en 2026 se llevará a cabo una revisión del tratado, lo que abre la posibilidad de ajustes en las reglas del acuerdo.
Históricamente, México ha dependido en gran medida del mercado estadounidense. Desde la implementación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) hasta su transformación en el T-MEC, la relación comercial ha sido sólida, pero poco diversificada. «Nos hemos enfocado en un solo mercado y no hemos sido capaces de diversificar nuestras exportaciones hacia otras regiones», comentó el profesor de la Facultad de Comercio y Estrategia Internacional.
A pesar de contar con tratados de libre comercio con diversas naciones, la falta de estrategias efectivas ha impedido que México aproveche mercados como Europa, Asia-Pacífico o Sudamérica, donde países como Brasil, Chile y Argentina podrían representar importantes oportunidades.
Además, destacó la importancia de mejorar la infraestructura, las energías renovables y el desarrollo logístico para hacer frente a estos desafíos. «No se trata solo de negociar, sino de invertir en las condiciones necesarias para que México sea más competitivo a nivel global», señaló Juan Carlos Botello.
Ante la incertidumbre generada por las políticas arancelarias de Estados Unidos, surge la pregunta sobre si México debería fortalecer su relación comercial con China. En los últimos años, el comercio entre ambos países ha crecido significativamente, con un aumento en las exportaciones chinas hacia México.
China ha aprovechado las oportunidades que deja la guerra comercial entre Estados Unidos y México, incrementando su presencia en el mercado mexicano», explicó Botello Osorio. Sin embargo, advirtió que México debe evaluar cuidadosamente su estrategia para no depender en exceso de un solo socio comercial y así evitar nuevos riesgos en el futuro.
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