Existe un tabú alrededor de las emociones consideradas negativas como el enojo y la tristeza.


Se trata de una parte inherente del ser humano que no debe ser reprimida, sino controlada. Durante la videoconferencia Cómo manejar el enojo en casa en tiempos de contingencia, organizada por la Coordinación de Promoción y Admisión de Posgrados, el Dr. Raúl Alcázar Olán, académico en el Departamento de Ciencias de la Salud de la IBERO Puebla, definió el enojo como una emoción interna que genera un desequilibrio debido a la percepción de daño ocasionado por un tercero.

En una dimensión cognitiva, el enojo incluye pensamientos de injusticia y personalización. Desde lo conductual, se traduce en acciones agresivas para mostrarle a los demás que estamos enojados. Y como emoción, puede manifestarse por grados de intensidad, transitando desde una incomodidad leve hasta una furia intensa. Mientras estamos en contingencia, dijo, toda situación que genere desagrado o que nos saque de nuestra zona de confort es causa de enojo.

Algunos casos puntuales son la disminución o pérdida del ingreso económico, la sobrecarga de trabajo y la incertidumbre laboral. “En una dimensión más personal, el aislamiento, la sensación de falta de solidaridad y el encierro excesivo pueden provocar emociones negativas”.

Identificó dos tipos de enojo de acuerdo a sus consecuencias. El primero, el enojo destructivo, se caracteriza por las exigencias rígidas de cómo deberían ser los demás; el uso de palabras ofensivas; la resistencia a diferentes puntos de vista; culpar a otros en lugar de asumir responsabilidades propias, y la exageración de cosas negativas.

Conductualmente, provoca que la conciencia sea dominada por el enojo; la percepción de problemas inexistentes; ataques físicos o verbales, y venganza y autocastigo. Este enojo se manifiesta en el cuerpo a través de la tensión muscular, respiración agitada, boca seca y dolor de cabeza y abdominal.

El segundo tipo, el enojo constructivo, se caracteriza por propiciar la presencia de reglas flexibles sobre qué esperar de la gente; conciencia de que cada quién domina su mente; empatía y pensamiento positivo de las cosas, y reconocimiento de la responsabilidad individual.

Como parte de las conductas, en este enojo se cuida la relación con los seres queridos; se busca resolver desacuerdos pacíficamente; se respeta el derecho al desacuerdo, y se es capaz de perdonar y olvidar. Igualmente, la persona está al tanto de las reacciones corporales detonadas por las emociones. Alcázar Olán reconoció que, irónicamente, “nos enojamos más con los que más queremos”.

Por ello, brindó algunos consejos para manejar las fricciones en pareja, como mostrar interés, ser sincero, dar la oportunidad de hablar y escuchar, ser honesto y enfocarse en las fricciones del presente. Sobre el enojo entre padres e hijos, mencionó que, cuando se presenta de manera constante, puede asociarse con diversos problemas.

“Las personas tranquilas pueden enojarse fuertemente una vez cada diez días, mientras que las personas más volátiles tienden a hacerlo una vez cada tres días”. El enojo de los papás deriva en que los hijos presenten estrés, problemas de conducta, ansiedad, aumento en la frecuencia sanguínea, rivalidad entre hermanos y sentimientos como culpa, tristeza y preocupación.

En cambio, el malestar de los hijos disminuye cuando existen diálogos sin insultos entre los padres y se les explica a los menores que ellos no son los culpables de los problemas. Como técnica de contención de conflictos, recomendó la dinámica de tiempo fuera: “Consiste en separarse física y mentalmente al menos media hora de la persona con quien nos enojamos. Luego, retomar el tema con mayor tranquilidad.

En ese tiempo, es importante ocupar la mente en pensamientos y actividades más agradables”. El Dr. Raúl Alcázar compartió otros ejercicios prácticos para el manejo del enojo: respiración profunda, diario de emociones, proyección de imágenes mentales de relajación, repetición de palabras clave que evoquen la tranquilidad y, concientizar las partes del cuerpo que se tensan cuando nos enojamos.

Durante la sesión de preguntas, consideró que la campaña Cuenta hasta 10 del Gobierno de México para prevenir la violencia familiar es un buen intento, pero no es suficiente. “El control del enojo no se logra con sólo eso: es poco a poco, controlando diferentes cantidades de enojo de manera progresiva”. Recalcó que se trata de una medida que está diseñada para contener enojos pequeños, pero no expresiones de violencia.

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