La sensibilidad es base académica de la IBERO Puebla. Evidencia son los proyectos desarrollados por sus integrantes, quienes trasladan lo académico a la incidencia social, como ocurre con la exposición «Pasitos pa´l norte».
Expuesta en la Lonja Xavier Cacho, SJ, la migración vuelve a la palestra crítica. Se ha generado un constructo social erróneo en torno a la figura del migrante, lo que invisibiliza tal realidad. Bajo bucles violentos, buscan rutas menos controladas y monitoreadas, con impactos del crimen organizado, secuestros, extorsiones y abusos de poder.
La ironía radica en que la constante difusión del conflicto ha nublado la búsqueda de soluciones empáticas. Las agendas se llenan, pero terminan empolvadas. Y es así como el camino para conocer los casos específicos, del tópico, se entorpece por la falta de información.
Pasitos pa’l norte es una exposición artística que busca abrir el debate a reflexiones que muevan a la acción. Coloca a los niños y a los no acompañados como los más afectados y vulnerables del fenómeno migratorio. La fotografía, el diseño gráfico, la escultura y la investigación mixta son los lenguajes con que el problema se aborda.
José Antonio Muñoz Gómez (Antonio Cortthy), creador de la instalación, retomó la importancia de crear espacio para conversar sobre esta realidad olvidada: “La migración, históricamente, ha sido parte del ser humano […] En el presente, la dinámica no ha cambiado […] El ser humano se moviliza por mejores condiciones de vida”.
“Ha sido un camino interesante el adentrarme al tema de la migración, en la que todavía me considero ignorante. […] Ha sido bello acompañar a migrantes y migrantas, conocer sus historias y tratar de contar-dignificar lo que se les ha quitado. Esta exposición surge a partir del 2020 y se han ido sumando amigos, compañeros y profesores”, compartió el arquitecto y artista plástico.
Y añadió: “El tema de la migración infantil lo desconocía. Tuve el impacto de encontrarme con ellos en 2020. Desde entonces es un referente de búsqueda y entendimiento. Dentro de los más vulnerables tenemos a los menores de edad […] Aunque parezca un tema lejano, existen datos fuertes que nos alertan de una crisis global y humana”.
Apizaco, en Tlaxcala, y Huichapan, en Hidalgo, fueron los escenarios de las huellas rescatadas. Collages, fotografías y diseños cartográficos mostraban las identidades extraviadas en la urbanidad. Jaulas de pequeños calzados se postraban listas para ser modificadas por pinzas corajudas y dispuestas a transformar tal realidad.
En la mampara descriptiva, se señala el desconocimiento por el número exacto de menores de edad, no acompañados, que transitan por México. De igual forma, se ignora su procedencia y las rutas que toman.
Las organizaciones gubernamentales y las organizaciones defensoras de derechos humanos no cuentan con los mecanismos, protocolos, subsidios, infraestructura y capacidad para poder atender. ¿Qué se puede hacer desde la academia? Queda claro que una mera materia no basta.
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