Un 80% de amparos no procede, “por malos abogados con malas demandas no fundamentadas”.
Debido a la rigurosidad de la ley en la materia, menos del 20 por ciento de los amparos presentados proceden, pues si los jueces advierten en primera instancia causas de improcedencia, el recurso se desecha, indicó Edmundo Ramses Castañón Amaro, catedrático de la Escuela Libre de Derecho (ELD).
En rueda de prensa junto con Arturo Flavio Sánchez Rosas y Jaime Brito Uriarte, señalaron que a siete años de la promulgación de la reforma constitucional en materia de amparo la tarea que tienen a futuro los abogados es la de capacitarse para preparar demandas de amparo eficaces y completas para que sean procedentes.
Castañón Amaro refirió el artículo de José María Soberanes Díez, investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad Panamericana, en el que sentencia que el amparo está diseñado para que los ciudadanos pierdan.
Y es que, en la revisión a las estadísticas judiciales de 2017 publicadas por el Consejo de la Judicatura, Soberanes Díez detectó que el 59.68 por ciento de las demandas que egresaron de los jueces de distritos en materia administrativa de la Ciudad de México no produjeron que el juez estudiará de fondo lo asuntos.
En ese sentido, dijo que ocho de cada 10 demandas son improcedentes ya sea por «malos abogados con malas demandas no fundamentadas» o porque debido a la carga excesiva, los jueces buscan con rigurosidad causas de improcedencia, por lo que al faltar un elemento se desecha, se declara inoperante o improcedente.
«Los requisitos de procedencia e improcedencia son rigurosos en materia de amparo, y la no procedencia tiene que ser analizadas de oficio, con que una causa no esté, se desecha la demanda de amparo», expresó.