El Plan Estatal de Desarrollo Puebla 2019-2024 tendrá múltiples retos en materia ambiental de cara a la nueva normalidad, especialmente en lo relativo a energía y manejo de residuos.
Con la entrada en funciones de la administración de Miguel Barbosa Huerta, el Gobierno de Puebla presentó a finales del año pasado el Plan Estatal de Desarrollo 2019-2024. Ante las nuevas necesidades que surgirán en el inicio de la vida pospandemia será indispensable integrar nuevos ejes de acción, especialmente en materia medioambiental. Profesores de asignatura de la Licenciatura en Ciencias Ambientales y Desarrollo Sustentable de la IBERO Puebla ofrecieron un panorama sobre la irrupción del nuevo coronavirus en la vida pública, su relación con el Plan Estatal de Desarrollo y los nuevos retos que deberá atender.
El Mtro. Eduardo Hinojosa Palma indicó que las pandemias ocurren debido a una gran degradación ambiental. Señaló que las bacterias que coexisten en la biodiversidad silvestre llegan a los seres humanos a través de la economía rural: “Históricamente, China ha consumido animales silvestres para solventar la calidad de vida de varias poblaciones. Esto deriva en enfermedades zoonóticas”.
Entre mayor degradación ambiental mayor es el riesgo de entrar en contacto con estas bacterias: “Nuestra civilización no fue invadida por el virus, sino a la inversa”. Reconoció que, debido a nuestros hábitos e interacción con la vida silvestre, esta pandemia iba a ocurrir tarde o temprano.
Al 22 de junio, México contaba con un porcentaje de decesos del 12%, más del doble de la media a nivel internacional (5%). Hinojosa Palma lo adjudicó a la vulnerabilidad que viven las personas con enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes y obesidad, mismas que aquejan a millones de mexicanos. Dentro del Plan Estatal de Desarrollo, el Cuidado Ambiental y Cambio Climático corresponde a uno de los cuatro ejes transversales de acción.
Especificó que el documento se alinea con los objetivos de desarrollo sostenible incluidos en la Agenda 2030 de la ONU. “Nuestro papel es evaluar qué tanto las políticas públicas lograrán que la población sea resiliente a los factores externos”. Sobre la situación energética, la Mtra. Alejandra González Pérez mencionó que Puebla es una entidad productiva y de población creciente con alto consumo de energías. En específico, se refirió a las hectáreas que representan un alto potencial para generar energías alternativas. “La satisfacción energética es la base de la detonación del progreso y bienestar social”, consideró.
La energía generada a través de hidrocarburos sigue proliferando en la matriz energética de Puebla, mientras que las energías renovables representan una minoría. “Cuando una matriz es diversa disminuye el riesgo de que existan pérdidas en cuanto a calidad de vida”. Según el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PRODESEN, 2017), la demanda nacional energética es de 7,718 GW/h, mientras que la generación es de 6,020 GW/h.
Esto representa un déficit que detona el reto de atraer y consolidar inversiones para el sector en cuestión para fortalecer y diversificar su matriz.Las propuestas institucionales en el sector energético contemplan la observación del servicio, mitigación del cambio climático y la participación activa de la población. De cumplirse estos lineamientos, agregó, podríamos estar ante un mejoramiento de las condiciones de vida y generación de energías de bajo costo.
Sobre los retos que surgen a partir de la pandemia, González Pérez insistió en que el incremento en el uso de energía eléctrica en los hogares debe suponer la diversificación de la matriz energética y el fomento del ahorro.
Al mismo tiempo, la seguridad sanitaria demanda el incremento del uso de energía a la producción de bienes y servicios, así como las opciones de movilidad subsecuente. Puebla se encuentra entre los ocho estados de la República Mexicana con mayor generación de residuos: 4,217,944 kg diarios, de los cuales el 58% son de recolección no selectiva. Así lo informó el Mtro. Juan Luis Bolaños Berruecos. Por ello, uno de los principales enfoques ambientales del Plan Nacional de Desarrollo es ayudar a los municipios con el manejo de los residuos sólidos urbanos.
Dentro de estos ejes no se contemplan estrategias para manejar residuos en escenarios de contingencia. Consecuentemente, la nueva normalidad significa un retroceso en algunas dinámicas de consumo sustentable, pues habrá un incremento en la manipulación de objetos de un sólo uso. Reconoció que los costos operativos en el manejo de residuos han aumentado, lo que deberá llevar a la creación de un fondo ambiental. De igual manera, recalcó la necesidad de incentivar la producción de bioplásticos, así como el compostaje en centros urbanos.
Por otro lado, advirtió que los residuos sanitarios con riesgo COVID-19 deben ser separados del resto de los residuos. Durante la sesión de preguntas y respuestas, refrendó la importancia de las universidades en la elaboración de estrategias de acción sustentable. “Las academias tenemos que revisar el Plan Estatal de Desarrollo y realizar propuestas que provengan desde diferentes enfoques”, cerró.