Las familias mexicanas deben fortalecer la cultura y tradiciones de México.
Los jóvenes no son ajenos a la celebración del Día de Muertos, “ellos pueden estar en una fiesta celebrando el Halloween y estar conscientes de que también se vive el Día de Muertos en nuestro país, manifestó la Dra. Dulce María Pérez Torres, profesora investigadora de la Facultad de Psicología de la UPAEP.
Explicó que “incluso tomando en cuenta esos discursos dobles o triples que las personas utilizan para referirse a las celebraciones de los muertos, en otros países como Francia o Inglaterra, hay una conmemoración a la muerte, a la muerte de los pasados, a aquellos que ya no regresarán y que sólo los tenemos en el imaginario social y representan algo para nuestro afecto y enriquecimiento cultural”.
Indicó que algo muy importante en el desarrollo histórico del ser humano es la capacidad que tiene para guardar y resguardar las tradiciones que sus antepasados o ancestros le han dado, y entre ellas encontramos el ritual de la muerte, así como en la colocación del “Nacimiento”, en donde todo es alegría y fulgor, la muerte también se convierte en una conmemoración de gozo.
Señaló que en la actualidad con tanta contaminación visual y auditiva parece que no se admira este tipo de celebraciones, pero podemos decir que existen “guardianes de la tradición” por llamarlos de alguna manera o como señalan algunos sociólogos, psicólogos o antropólogos, incluso hay un texto de Carlos Monsiváis llamado “Identidad ante el espejo”, en donde se habla de este concepto que ya se venía acuñando desde hace mucho tiempo atrás.
Preguntó, ¿Qué implica ser un guardián de la tradición? Es aquel que vigila, fortalece y anima a las nuevas generaciones de jóvenes a conservar las tradiciones y costumbres del país.
Por lo tanto, dijo que esto implica que la familia, la escuela, la sociedad, el gobierno y la religión, ayudan y colaboran para que esto se siga reforzando, “para que los jóvenes tengan un punto de partida, un punto de diferenciación cultural, personal y político para que ellos, una vez que se insertan en los diferentes sectores sociales recuerden que esos espacios son como un stop simbólico para poder rememorar o conmemorar algún evento nacional trascendente de un determinado país”.
Agregó que cuando los jóvenes no tienen un sentido de identidad con sus raíces, con la historia de sus antepasados, “no saben para dónde dar tumbos, sólo recuerdan que en la distancia hubo un Día de Muertos, pero cuando no hay esto, no saben cómo manejarlo, inclusive las personas que profesan otras religiones o practican otro tipo de realidades religiosas, también ven con cierta diferencia esta parte de conmemoraciones como es el Día de Muertos, aunque ellos no toman partido, lo retoman con cierta distancia cultural, pero saben que existe ese día”.
Señaló que la tradición tiene un aspecto fundamental que le permite sobrevivir a los embates de modas y tendencias de otras partes del mundo, y prueba de ello es que en la actualidad, “en las casas ponemos las ofrendas acompañadas por el retrato de las personas recordadas, acompañadas de elementos como la calabaza en dulce, acompañadas por calabazas con las figuras del Halloween, es decir, la tradición del Día de Muertos tiene esta riqueza y muchas veces la costumbre muere porque no hay este reforzamiento de la apreciación de una sola cultura.
Hoy las culturas se entremezclan entre sí y toman de las otras algo nuevo para poderse autodefinir y definirse como propias de una cultura, esto es lo maravilloso del mundo ante fenómenos como la globalización, en donde todos nos prestamos las cosas porque finalmente todas las culturas del mundo han atravesado por algo parecido”.
Exhortó a las familias mexicanas a que continúen con estas tradiciones culturales como es el Día de Muertos, porque es un espacio de socialización primaria, en donde todos los miembros de la familia participan colocando los elementos de la ofrenda, dulces, bebidas, hojaldras, frutas y comida que más le gustaba a los difuntos, en esos momentos nos reconocemos todos y nos revaloramos como personas y como miembros de una familia rica en tradiciones y costumbres.
Y por último, refirió que es necesario dar un espacio a las nuevas expresiones culturales, siempre y cuando no “desatoren” a la tradición que se tiene y dar oportunidad para que otras personas conozcan nuestras tradiciones y riqueza cultural que tiene nuestro país.