“Es el primer despertar de una participación femenina con ideas de rumbo”, asegura la investigadora Gloria Tirado Villegas


Hablar del movimiento de Reforma Universitaria de 1961 es rememorar la transformación de la vida institucional de la Universidad Autónoma de Puebla, en la que estudiantes exigieron el carácter laico de la educación superior y la autonomía real de la Institución. A pesar de ser minoría y ser blanco fácil de agresiones, las mujeres universitarias desempeñaron un papel de liderazgo al convertirse en voceras y activas participantes del movimiento liberal, asegura Gloria A. Tirado Villegas, investigadora del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades.

Cuando estalla este movimiento universitario, apenas habían pasado siete años de haberse otorgado el voto a las mujeres en México. Las estudiantes poblanas permanecían al margen de las organizaciones estudiantiles y del mundo político. No obstante, “este es el primer despertar de una participación, de una presencia femenina con ideas de rumbo”, afirma la historiadora, quien reconoce su arrojo y valor.

En ese medio lleno de ataques cotidianos violentos, de enfrentamientos físicos y verbales entre liberales y conservadores, mejor conocidos como Carolinos y Fuas, “ellas llevaban correspondencia entre los estudiantes que tomaron el Edificio Carolino, el 1 de mayo, los profesores y periodistas”.

Un ambiente totalmente adverso

Actualmente, más del 50 por ciento de la matrícula estudiantil en la BUAP son mujeres, pero este panorama no siempre fue así. En el contexto del movimiento de Reforma Universitaria eran pocas las universitarias. Por ejemplo, relata la doctora Tirado Villegas, nivel II del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt, en una foto de la Escuela de Arquitectura, de esa época, aparecen cuatro mujeres rodeadas de 21 varones. Además, de 310 alumnos extranjeros en la matrícula universitaria, 290 eran hombres y 20 mujeres.

A este medio estudiantil masculinizado, se suman los comentarios misóginos y de sarcasmo por parte de sus compañeros y maestros. “Había una doble violencia a las mujeres: por un lado, el hecho de ser mujeres, y por el otro, la diferencia ideológica contraria del Frente Universitario Anticomunista”.

Como consecuencia, las universitarias liberales fueron blanco de difamaciones. Un testimonio de la maestra Dora Sofía Collado, de Ciencias Químicas y quien apoyó el movimiento, revela que los Fuas decían que las mujeres para entrar al Carolino debían pisotear a la Virgen de Guadalupe y se encontraban en la lista de los comunistas. Entonces comunistas eran sinónimo de ateos.

Por Redaccion

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