La brucelosis causa síntomas como fiebre de 39 a 40 grados centígrados por las tardes-noches, debilidad, malestar general, pérdida de peso, etc.
Crearon el medio de cultivo para detectar esta infección bacteriana, denominado “BRUCELLA BUAP”; hoy comercializado en hospitales y laboratorios de análisis clínicos
En México, la brucelosis es una enfermedad que no ha sido erradicada y su prevalencia muestra variaciones con los años. Es producida por bacterias del género Brucella, de la cual se conocían seis especies y ahora son 16. Investigadores del Instituto de Ciencias de la BUAP (ICUAP) desarrollaron un diagnóstico molecular, a través de un PCR múltiple, para identificar el DNA de Brucella y distinguir el tipo de especie causante de la infección. Con ello, las cepas se someten a pruebas de sensibilidad a los antibióticos para dar el tratamiento apropiado y erradicarla del paciente.
“Actualmente ya damos este servicio al usuario en el Laboratorio de Patogenicidad Microbiana y a los hospitales. Es un método realizado en aproximadamente seis horas para su extracción y corrimiento, el cual da resultados rápidos y efectivos. Con esta información, el paciente recibirá un tratamiento adecuado y evitará complicaciones posteriores; es decir, pasar de una fase aguda a una crónica”, destaca la doctora Elsa Castañeda Roldán, del Centro de Investigaciones en Ciencias Microbiológicas del ICUAP.
La brucelosis causa síntomas como fiebre de 39 a 40 grados centígrados por las tardes-noches, debilidad, malestar general, pérdida de peso, dolores de cabeza intensos y diaforesis. En varios pacientes los síntomas son leves, por lo que es posible que no se considere el diagnóstico o se confunda con otras infecciones, como gastrointestinales.
Sin embargo, “la bacteria es intracelular facultativa y puede introducirse a través de la sangre a cualquier órgano, como hígado, vaso, riñón, pulmón, corazón, formar granulomas en médula espinal o, incluso, alojarse en el cerebro. Por eso es peligroso dejar avanzar esta enfermedad hacia la cronicidad”.
De aquí la importancia de buscar factores de virulencia que generan adherencia e invasión, así como alternativas en el tratamiento microbiano de esta zoonosis, señala Castañeda Roldán, responsable del Laboratorio de Patogenicidad Microbiana, donde se proporciona a las personas diagnósticos de tipo microbiológico, serológico y molecular.
Creación de un medio de cultivo
Una de las principales aportaciones de las investigaciones coordinadas por Elsa Castañeda Roldán, doctora en Ciencias Ambientales por la BUAP y la Universidad de Montpellier II, en Francia, es la creación de un medio de cultivo para detectar esta infección bacteriana: “BRUCELLA BUAP”, comercializado a hospitales y laboratorios de análisis clínicos.
“Es un producto derivado de un proyecto Conacyt, en donde se buscaba una formulación base, desde el hemocultivo hasta pruebas especiales para la tipificación de las cepas aisladas de diversos ambientes (humanos, animales, agua, suelo y alimentos). Este medio de cultivo aporta los nutrientes que requiere el microorganismo para crecer y eso nos agiliza el diagnóstico, en comparación con medios comerciales”.
El método desarrollado en la BUAP permite aislar la bacteria en 36 horas, mientras que otros productos demoran de 120 horas a un mes. “Es una ganancia en tiempo importante para dar un resultado microbiológico”.
“BRUCELLA BUAP” surgió en 1998-2000 y se distribuyó al IMSS, ISSSTE y clínicas particulares para su validación. Actualmente, se encuentra en proceso de marca registrada.
Brucelosis ambiental
La brucelosis es una de las principales enfermedades zoonóticas a nivel mundial, con más de 500 millones de casos reportados anualmente alrededor del mundo. Es causada por varias especies de Brucella, que infectan principalmente al ganado vacuno, porcino, caprino y ovino, además de los perros. Se adquiere por consumir alimentos contaminados, como carne o lácteos no pasteurizados, así como por contacto directo con animales infectados.
Los doctores Fabiola Avelino Flores, Edith Chávez Bravo, Elsa Castañeda Roldán y Ricardo Munguía Pérez, integrantes del Cuerpo Académico 309 “Patogenicidad Microbiana”, estudian este microorganismo patógeno en la línea de investigación denominada brucelosis ambiental, la cual involucra diversos ecosistemas: agua, suelo, animales y productos alimenticios.
En dichos estudios, el grupo de investigación caracterizó los componentes físicos, químicos y biológicos de los diversos ecosistemas, que fungen como reservorios temporales donde las bacterias se mantienen en estado latente, hasta que encuentran un hospedero.
En 1921 se reportó el primer caso de brucelosis en Puebla. Los científicos de la BUAP han estudiado las áreas endémicas de esta enfermedad: municipios poblanos que forman parte del eje neovolcánico, principalmente la región Libres-Oriental, donde se cría el ganado bovino, caprino y ovino, principales transmisores de esta zoonosis, para saber cómo es el manejo de estos animales y por qué no se ha logrado controlar la enfermedad.
Uno de los problemas en las áreas donde se cría el ganado es la falta de control de las heces, secreciones, residuos de leche y orina de los animales infectados, que quedan dispersos en los lugares de pastoreo y se diseminan por toda la zona, lo que provoca la contaminación de suelo y agua.
En este análisis sobre la influencia de la contaminación agropecuaria en la transmisión de esta enfermedad, “hemos encontrado que no hay un manejo adecuado de los animales y no hay un cuidado específico del ecosistema, en el caso de cuerpos de agua o del suelo”, informa Castañeda Roldán.
Si bien en el estado de Puebla se reportan pocos casos -317 en 2016 por la Secretaría de Salud-, instancias internacionales reconocen que la incidencia de la brucelosis puede ser 10 veces mayor a los indicados en los registros. Por lo tanto, es necesario continuar con los esfuerzos para su identificación, control y prevención. Este es el cometido de los científicos del ICUAP.