La violencia ácida o química es una realidad que en México se vive de manera silenciosa e injusta para las personas sobrevivientes de estos atentados. Aunque se han escuchado casos de mujeres valientes que se apropian de este suceso para fomentar la lucha por su derecho a una vida libre de violencia, las cifras apuntan que anualmente hay más de 100 víctimas de un ataque químico.

Las causas son diversas, pero lo son más los activos: existen más de 125,000 sustancias químicas peligrosas, y de ellas, más de 25,000 pueden provocar quemaduras al contacto con la piel. Así lo afirmaron en la IBERO Puebla Ximena Canseco y Carmen Sánchez, fundadoras de la Fundación Carmen Sánchez MX, que desde enero de 2021 ha visibilizado las causas y consecuencias de la violencia ácida y química en México. 

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“Es importante reconocer la violencia; nombrarla, en definitiva. Pero también es importante reconocer los daños que la violencia produce”: Ximena Canseco __________________________________________________________________________________________________

Las activistas asistieron a la Cátedra Ellacuría, SJ de la Universidad Jesuita para exponer los alcances de esta problemática y la ausencia de uniformidad en los criterios legales, haciendo especial énfasis en que la violencia ácida debe ser atendida por las autoridades, y que la ciudadanía debe generar empatía para actuar frente a este tipo de casos, o bien, para respetar la dignidad de las víctimas.

Ximena Canseco, cofundadora y vicepresidenta de la fundación, describió lo solitario y complejo que es este proceso para las víctimas, pues “llega un punto en donde sí se vive una especie de autoexilio; de aislamiento social”. Las burlas, señalamientos, cuestionamientos o incluso el continuumde violencias que trastocan la vida de las víctimas, las obliga en muchas ocasiones a la reclusión.

“Las mujeres víctimas no solamente se enfrentan a la violencia de sus agresores, sino también a la violencia institucional”, afirmó Canseco, pues las instituciones de seguridad y salud públicas no cuentan con la capacitación ni los recursos para atender casos como el de Carmen, quien recordó cómo hace 14 años, al llegar a un hospital dermatológico tras ser víctima de un ataque, no recibió la atención pertinente y pasó 14 horas con ácido en el cuerpo.

“El ácido me seguía quemando”. No fue hasta que le realizaron un lavado quirúrgico que el cuerpo de Carmen pudo recuperarse; sin embargo, los daños en su rostro y espalda fueron irreversibles. “Ellas tienen que salir y entrar permanentemente del quirófano, y cada vez que lo hacen, ponen en riesgo su vida”. A esto se suman los efectos psicológicos y traumáticos que dejan a las víctimas con secuelas permanentes.

Las panelistas brindaron recomendaciones para dar una respuesta inmediata a estos ataques: cortar la ropa de las víctimas y no frotar la sustancia; si se busca retirarla, en algunos casos puede usarse agua a temperatura ambiente con cuidado de que no se expanda a otras partes del cuerpo, pero no es recomendable debido a que los ácidos pueden activarse aún más al entrar en contacto con el líquido.

La víctima debe ser trasladada al centro de salud más cercano y de manera inmediata para realizarle un lavado quirúrgico, lo que aumenta sus posibilidades de vivir sin secuelas. Aun así, Ximena Canseco afirmó que el Estado debe responsabilizarse por la falta de protocolos y reconocimiento de estos casos, ya que se necesita reforzar los marcos legislativos y brindar los recursos a las instituciones de salud públicas para que puedan ser verdaderos agentes de primera respuesta.

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