“San Miguel Canoa es más que una película, representa mucho más. Me siento orgullosa de dónde vengo, de donde soy.”: Rocío Pérez Pérez.


A 50 años de la masacre ocurrida en San Miguel Canoa, Puebla, se llevó a cabo en las instalaciones de la Universidad Iberoamericana Puebla, un conversatorio impartido por habitantes de Canoa, con el motivo de comparar la visión, los estigmas y la situación del municipio en 1968 y en la actualidad, desde su perspectiva.

La charla estuvo presentada y moderada por el coordinador de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública de la IBERO Puebla, el Dr. Miguel Calderón Chelius.

Y contó con la participación de Rocío Pérez Pérez, Luis Alberto Vázquez y Anette Sánchez Arce, estudiante de la IBERO Puebla de la Licenciatura en Psicología, todos ellos nacidos y criados en San Miguel Canoa.

El Dr. Calderón Chelius comenzó con una introducción de los hechos ocurridos el 14 de septiembre de 1968, cuando un grupo de trabajadores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, organizaron una excursión a la Malinche y deciden pasar la noche en Canoa.

En donde, narró el Coordinador, con influencia de la Guerra Fría y del comunismo, el cual se vincula con el ateísmo, además de la vinculación de la BUAP con este comunismo, un grupo de habitantes de Canoa, incitados por un sacerdote, deciden realizar el linchamiento de este grupo de jóvenes.

Asimismo, Sánchez Arce, comentó que a pesar del evento, realmente no fue culpa de los habitantes el haber realizado este acto, sino de su situación, pues eran personas de bajos recursos y analfabetas, además de la gran influencia que ejercía el sacerdote en la comunidad, a la que incitó al “odio” o rechazo a este grupo.

La estudiante de psicología también comentó sobre la situación que se vive actualmente en Canoa, destacó que el poder de la religión ha disminuido gradualmente, aunque sigue habiendo personas muy devotas, que pese a ello son críticas incluso de los propios discursos de la Iglesia.

Luis Alberto, por su parte, puntualizó la gran influencia que tuvo el sacerdote sobre la gente, pues éste era considerado una figura de autoridad, ya que toda la gente creía en su palabra. Además, que se pensaba que tenía influencia en la política de Canoa.

Mientras tanto, Rocío Pérez añadió que la película Canoa: denuncia de un hecho vergonzoso, de Felipe Cazals, no muestra lo que pasó realmente, pero tampoco busca crear una imagen distorsionada de la gente que habita Canoa. Al verla, el público será quien juzgue a una comunidad desconocida y que ha sido etiquetada como un “pueblo de asesinos”.

Pérez Pérez también habló sobre la importancia de prestar atención y estar orgullosos de las raíces que componen la identidad de Canoa.

“En la actualidad a los jóvenes les avergüenza hablar una lengua indígena, portar una vestimenta tradicional de su comunidad, y peor aún no les interesa conocer su historia, su cultura”, enfatizó. Roció Pérez puntualizó que algunos medios de comunicación se han encargado de preservar esa imagen negativa que invade a los habitantes de Canoa, con títulos como “La barbarie regresa a San Miguel Canoa”, lo cual aumenta los estigmas que la ciudadanía tiene sobre los pobladores y se convierten en actos de discriminación.

De igual forma, expresó cómo actualmente en Canoa, existen otros problemas de materia ecológica que preocupan a la comunidad.

Por ejemplo, temas de agua potable, deforestación de los bosques que solían ser apreciados por los habitantes, y que ahora, gracias a las empresas, se han ido escaseando los recursos naturales.

Es importante reconocer la labor de estos jóvenes por alzar y expandir su voz en defensa de su identidad y su pueblo, pues a pesar de que el evento no ocurrió en su época, la imagen de su comunidad sigue afectada y ellos son un ejemplo que ha tratado de limpiar el nombre de San Miguel Canoa.

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