Los seres humanos siempre nos hemos sentido atraídos por el sentido de oportunidad: la posibilidad de obtener algo de manera gratuita.


Especialistas dela Anáhuac analizaron el Buen Fin desde la perspectiva financiera y mercadológica como una opción para revivir el mercado local, especialmente en un momento en el que es urgente que podamos hacer algo por la frágil economía que tenemos, no solo en el país sino también a nivel mundial.

El fomentar la economía a través de mecanismos promocionales ha sido la fórmula detrás del Buen Fin, un esfuerzo bien intencionado producto del Consejo Coordinador Empresarial respaldado por el Gobierno Federal.

Los seres humanos siempre nos hemos sentido atraídos por el sentido de oportunidad: la posibilidad de obtener algo de manera gratuita, la de ser recompensado por consumir determinado producto o marca, o acceder a un descuento.

Así es como funciona nuestro cerebro: detecta las oportunidades y trata de aprovecharlas, y una vez tomada la decisión — realizada la compra — nos convence que hicimos lo correcto encontrando toda clase de justificaciones para disminuir lo que se conoce como la disonancia poscompra, que es la duda que nos aqueja tan pronto como tomamos una decisión.

El Buen Fin se ha convertido durante los últimos nueve años en todo un acontecimiento en el mercado local y las cifras lo demuestran, ya que de acuerdo al Gobierno Federal y en especial a la Secretaria de Economía, durante los ocho años de haberse realizado de manera ininterrumpida, las ventas obtenidas crecieron más del 190% para pasar de 39 millones de pesos en el 2011 a más de 119 millones de pesos el año pasado.

Los objetivos detrás del periodo de descuentos conocido como Buen Fin eran reactivar la economía a través de incentivar el consumo local previo a la época de fin de año, por un lado, y por el otro, intentar que el dinero producto de las ventas anticipadas se queden en México, al hacer más atractivo el comprar aquí que en nuestro país vecino en el famoso Black Friday o viernes negro.

En México el Buen Fin tiene una duración de un fin de semana, mientras que para nuestros vecinos del norte es un solo día, aunque algunos establecimientos allá han tratado de extender las ofertas durante los días posteriores al viernes negro.

Pero, ¿cuál es el origen del Black Friday, que a su vez provocó el Buen Fin? Fue a principios del siglo pasado que comenzó lo que hoy es toda una tradición: el famoso Black Friday, día en el que las ventas pasan de rojo a negro (de ahí su nombre), es decir, se dejan de tener pérdidas y se comienza a tener utilidades, e inicia la temporada de buenas ventas relacionadas con la Navidad y el fin de año.

Si bien hay discrepancias respecto al origen del término, lo que es un hecho es que la costumbre de ofrecer promociones para atraer multitud de consumidores sí comenzó el día después del Día de Acción de Gracias, que reúne a las familias el tercer jueves de cada noviembre.

La historia nos habla de un partido de partido de fútbol americano en el que se enfrentaban el ejército y la marina de los Estados Unidos, y que se había convertido en una tradición el viernes después de la celebración familiar en la ciudad de Filadelfia, en el este de los Estados Unidos.

La gente de poblaciones cercanas acudía a verlo ocasionando un incremento en el número de personas que eventualmente gastaban su dinero en los negocios aledaños al estadio.

Esto provocó que los dueños de los establecimientos circundantes al estadio comenzaran a esperar con ansias ese viernes preparando sus productos y sus ofertas para comenzar de la mejor manera la época navideña. Al darse cuenta de la movilización que provocaba este evento y el consiguiente incremento en ventas, el gobierno intentó institucionalizaren la tercera semana de noviembre como siete días de ofertas sin mucho éxito, sin embargo, el viernes negro seguía funcionando, por lo que terminaron por ubicarlo en ese único día y la costumbre se fue adoptando a nivel nacional.

El mecanismo promocional en Estados Unidos normalmente consiste en que los establecimientos tienen descuentos en productos específicos muy atractivos que movilizan a las personas a las tiendas, y una vez en ellas, los compradores muchas veces adquieren productos distintos a los que originalmente buscaban en la inteligencia de que el dinero que se ahorraron en la compra de los bienes iniciales, pueden usarlo en lo demás.

De esta manera las tiendas terminan sacrificando su utilidad en los bienes anunciados, pero limpian sus inventarios de muchos otros productos generando la liquidez necesaria para invertir en los artículos que se venderán en la temporada de fin de año.

En México, desde el principio la iniciativa fue hacerlo en un fin de semana y no un solo día, y para aprovecharlo se decidió ubicarlo cercano al puente vacacional del 20 de noviembre, que con la modificación constitucional ahora se puede celebrar con un día de asueto observado en el lunes de la semana de la fecha en cuestión, aun a pesar de que la fecha original caiga en viernes como sucederá este año.

Además, las instituciones de gobierno para apoyar la propuesta decidieron pagar el 50% del aguinaldo en la segunda quincena de noviembre en lugar de la primera de enero, para ayudar a este repunte en las ventas.

Ahora el público ya tiene conciencia del evento y mucha gente espera a la fecha para comprar diversos artículos que esperan obtener mucho más baratos. Sin embargo, este 2020 será una edición especial ya que por el efecto de la pandemia provocada por el COVID-19, el Buen Fin se extenderá por casi dos semanas comenzando el día lunes 9 terminando el viernes 20 de noviembre.

Todo esto para cumplir con los protocolos de seguridad que impiden aforos mayores al 30% de ocupación en las tiendas físicas. Normalmente el mercado mexicano promedio prioriza sus compras en las categorías de: alimentos y bebidas, transporte, servicios educativos, vivienda y combustible, cuidado personal, electrodomésticos, vestido y calzado, y cuidados de la salud. Sin embargo, en el Buen Fin el orden se modifica: ropa, pantallas, electrodomésticos, calzado, celulares, equipo de cómputo, restaurantes, autos y salud, entre otros. Será interesante observar qué es lo que sucederá en este Buen Fin 2020.

Resulta importante señalar que los mexicanos solemos aprovechar este período de grandes ofertas a través de descuentos en el momento de consumar la compra y utilizar los famosos meses sin intereses, lo que ha originado que en los últimos años la forma de pago se realice principalmente por medios electrónicos: tarjeta de crédito y débito.

Sin embargo, a pesar de los altos índices de inseguridad todavía muchos mexicanos prefieren pagar en efectivo por miedo a los fraudes cibernéticos. Esto será de mucha relevancia este año ya que se prevé un incremento del consumo a través del internet como ha venido ocurriendo desde marzo como efecto de la pandemia.

La Asociación Mexicana de compras online incluso menciona que entre cuatro y cinco de cada diez mexicanos compra a través de internet, y en un estudio de Bridge Research realizado por Facebook IQ se señaló que: “en el contexto del confinamiento por la pandemia, en México el 35% de los consumidores dedicó más tiempo al e-commerce».

Este año es probable que veamos más marcas y empresas anunciando sus productos en redes sociales, y con mayores descuentos para los consumidores que realicen sus compras a través de internet, ajustándose así a las tendencias mundiales de incremento en las compras en línea y redes sociales, mientras que las compras en tiendas físicas vienen a la baja.

El Gobierno Federal no se ha quedado atrás y ha desarrollado un sitio electrónico y redes sociales del Buen Fin en donde los establecimientos inscritos podrán anunciar sus promociones. Además, la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) estará atenta a las denuncias de los ciudadanos, y ofrece algunos consejos a los consumidores para las compras en este periodo que pasan por cuestiones como planear, anticipar tus compras y determinar tu presupuesto para que no te endeudes.

Y para a los dueños de establecimientos, la amenaza de que los estarán vigilando para asegurarse de que cumplan lo que prometen o de lo contrario aplicarán las sanciones correspondientes.

El Buen Fin fue creado con la finalidad de impulsar la actividad económica mexicana; hoy más que nunca tenemos un compromiso ambas partes — consumidor y vendedor— para ponernos del lado de México y buscar el Ganar-Ganar, por lo que será importante gastar, sí, pero no despilfarrar. Como consumidores analicemos, comparemos, calculemos y evitemos caer en las compras impulsivas considerando el flujo futuro de recursos para no endeudarnos.

Y como vendedores recordemos que no se trata de limpiar inventarios engañando clientes mientras aumentamos las utilidades, sino de generar relaciones de largo plazo con los clientes a partir de la confianza y la calidad en el servicio, que muchas veces termina por ser el diferenciador que el consumidor percibe y valora.

Si bien la intención de los negocios y el gobierno ha sido incentivar la economía, hoy más que nunca nuestra participación puede resultar clave para obtener estos ansiados beneficios tanto para el país como para los individuos, y que el Buen Fin no se convierta en un Mal Fin.

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