José Luis Betancourt, afirmó que en su momento Hugo Chávez fue una esperanza con el apoyo del 68% de la población; él prometió impulsar la economía social de mercado.
México, Venezuela y Latinoamérica comparten ejemplos históricos, pero hoy Venezuela es una luz amarilla para Iberoamérica, describió José Luis Betancourt, ex presidente de Fedecámaras de Venezuela al referirse a las similitudes que comparten los países latinos en América, durante su visita a la UPAEP.
Destacó que hoy Venezuela vive la peor crisis en su historia; “la pobreza extrema ha aumentado un 60%, la pobreza total ha sufrido un incremento mayor al 80%, el promedio del peso del venezolano ha disminuido en 11 kilos, el salario mínimo apenas y llega a un dólar mientras que la canasta básica alcanza el costo de hasta 140 salarios y el PIB ha bajado en un 50%”.
Indicó que el caudillismo, militarismo y centralismo preponderó en Venezuela hasta que en 1960 se construyó el primer pacto político denominado “el pacto de punto fijo” y con el cual se le dio forma a los primeros y únicos 40 años de gobierno civilistas en Venezuela; este pacto además de civilizar la política, la modernizó y se construyó una visión de inclusión y participación en áreas importantes de la sociedad venezolana como la salud, educación e infraestructura.
“No era perfecta, teníamos algunas fallas, pero había unos principios fundamentales como la alternabilidad, se permitía que cada cierto tiempo existieran unas elecciones que se iban perfeccionando y que lamentablemente en países en los que se depende de un solo producto que es el motor de la economía; entró en una crisis seria en 1980 y 1990 que produjo una serie de contradicciones que es a mi juicio la luz amarilla para muchos países en Latinoamérica”.
Explicó que el distanciamiento político y social aunado al surgimiento de intelectuales que apoyó una alternativa a los partidos políticos marcó un parteaguas en esta nación. “Esa ruptura produjo una brecha inmensa en nuestro país que dio pie a buscar una solución a esos problemas, pero ésta fue producto de los factores antes mencionados, aunado al resurgimiento de una élite intelectual venezolana que apoyó una salida distinta a los partidos políticos que existían en ese momento; este hecho marca el antes y después de Venezuela”.
Indicó que en ese momento surgió la figura de Hugo Chávez como una esperanza para el pueblo venezolano con el apoyo del 68% de la población; él prometió impulsar la economía social de mercado, la libre empresa y dar los incentivos necesarios para que el sistema productivo venezolano pudiese ampliarse y mejorar la capacidad de empleo y de generar producción de mayor autonomía y soberanía.
“Nos volcamos hacia un proceso constituyente, que tampoco podía decirse en ese momento que iba a ser un peligro para la institucionalidad en Venezuela, pero que todo ello era parte de – y lo sabemos ahora desafortunadamente después del daño- era parte de un proceso que generaría una mayor concentración de poder y ahí es donde empieza la verdadera crisis”.
Es con la reelección del 2006 que se viene una concentración mayor de poder y la toma de empresas, “todo aquel que se opone era señalado y actuaban en contra de él. Estos hechos además de la capacidad y del carisma que tenía el presidente de la República para la concentración del poder lo acompañó un boom petrolero”.
Añadió que este boom petrolero le permitió aumentar las pensiones, mejorar la asistencialidad en Venezuela de manera directa, la clase media tenía acceso a dólares preferenciales, “estábamos distraídos, mareados por tanto dinero que había en circulación”.
Explicó que el Presidente actual entró en 2012 y trató de continuar y emular lo que hizo el Presidente Chávez, pero con la problemática de que no tuvo dinero, comenzó a bajar el precio del petróleo e inició un proceso que le dio al traste a la economía venezolana y que hoy para comprar un dólar cuesta 2 millones 300 mil bolívares.
“Hoy los venezolanos tenemos que importar gasolina, para tener acceso a una bombona de gas hay que hacer fila, no se consigue”.
Añadió que es importante evitar caer en la polarización, la anti-política. “Las ideologías no son las culpables, sino quienes la manejan. Hay que revisar y leer entre líneas los discursos y ofertas electorales; a nosotros pareciera se nos nublaron los ojos y la mente, no nos dimos cuenta los venezolanos hasta que hoy estamos viviendo las consecuencias”.
Finalmente, expresó que en la medida en que haya educación y conocimiento Venezuela y México tendrán un futuro prometedor. “Debemos visualizar y comprender lo que hoy nos sucede, conocer la historia, ver ejemplos como hoy los que vivimos en Venezuela para evitar que otros países pasen por el dolor que el pueblo venezolano está pasando”