«Entrené seis días a la semana por cinco años para romper este Récord Mundial”, señala Blanes Blancas.
Ricardo Blanes Blancas, un joven mexicano que vive en Países Bajos logró el Guinness World Record como el espadachín más veloz por lograr 97 cortes de Tatamis en un minuto con la Katana.
“Romper un récord mundial ha sido una aventura en la que he madurado como persona, este es un gran hito en mi vida y me confirma que, si trabajas duro en algo que deseas, lo conseguirás. Este reconocimiento mundial me ayudará a mi carrera futura e intentaré batir otros récords de Isao Machii, anterior titular de esté Record Mundial, en 2017 por realizar 87 cortes en un minuto”.
A sus 18 años, Ricardo Blanes Blancas admite que su principal motivación para romper este récord fue el sentimiento de «puedo hacerlo, debo hacerlo».
Empecé a entrenar para batir el récord mundial, recuerda, después de ver el video de Isao Machii: “una de las primeras cosas que hice fue probar mi velocidad con una espada corta que compré en 2017”.
Hice pruebas de velocidad que consistían en dar tantos golpes como pudiera, después de desenvainar la espada lo más rápido posible. “Mis resultados fueron sorprendentes, cuando saqué la espada de mi cadera di siete golpes en un segundo y cuando la saqué de la espalda cuatro golpes”.
Algunas semanas después de esto, ya con una técnica propia, explica, decidí que era hora de comenzar a entrenar para hacer tantos cortes en un minuto como pudiera con mi espada.
Después de fallar en mi primer intento, me prepare con mayor disciplina y en las semanas previas al segundo intento, relata, comencé a hacer entrenamientos de 1000 cortes, lo cual implica hacer 10 desafíos de un minuto con pequeñas pausas cada uno para completar.
Finalmente, dice emocionado, el 13 de julio del 2022 recibí por fin el anhelado resultado de Guinness World Records: “Usted es oficialmente un Recordista de Guinness World Records”, una vez que los dos expertos de la espada dieron sus resultados.
Elegí esta disciplina, comenta Ricardo Blanes Blancas, porque “me atraía, me llenó de pasión y la convertí en mi deber, era como si mi alma me gritara que rompiera este récord. Movido por esa pasión, entrené seis días a la semana por cinco años para romper este Récord Mundial”.