La suya es la historia de una niña que creció en la década de 1980 en Compton, entonces un refugio de pandilleros cercano a Los Ángeles.

Serena Williams no solo es la tenista más dominadora del último medio siglo sino también un ícono que se sienta en la misma mesa que Beyoncé, Oprah Winfrey o Michelle Obama, cuya aura e influencia sirven de inspiración para las mujeres negras en Estados Unidos.

La prodigiosa carrera de 27 años de Williams, en la que acumuló 23 títulos de Grand Slam, le abrió innumerables puertas en ámbitos muy diversos.

La suya es la historia de una niña que creció en la década de 1980 en Compton, entonces un refugio de pandilleros cercano a Los Ángeles, donde las pelotas que silbaban no eran realmente redondas y amarillas.

Tanto Serena como su hermana mayor Venus desarrollaron su talento para el tenis bajo la protección y la exigente guía de su padre, Richard, quien veía en ellas a «las dos próximas Michael Jordan del tenis femenino».



Como habían logrado antes Arthur Ashe en el tenis masculino o Tiger Woods en el golf, Williams rompió barreras raciales hasta demostrar que las deportistas negras podían no solo competir sino triunfar y hasta revolucionar disciplinas hasta entonces monopolizadas por blancos.

«Crecí viéndola jugar. Ella es la razón por la que juego al tenis», reconoció la tenista afroestadounidense Coco Gauff, finalista del último Roland Garros a sus 18 años. Espectáculo, moda y cultura pop.

«Como tenista negra, me veía diferente. Hablaba y vestía de otra manera. Servía de manera diferente. Pero cuando salía a la cancha, podía competir con cualquiera», recordaba Williams hace unos años.

Serena trasladó ese éxito a otros ámbitos convirtiéndose en una empresaria con una fortuna estimada por Forbes en 260 millones de dólares.

La tenista hizo del mundo del espectáculo, la moda y la cultura pop sus otros terrenos de juego y de expresión.



En 2016 apareció en el vídeo del single «Sorry» de Beyoncé y estrellas del hip hop y el R’n’B, desde Kanye West a Drake o Snoop Dogg, la han mencionado en sus letras.

En televisión tuvo un papel en la popular serie «Ley y Orden» y en Los Simpson junto a Venus, Jimmy Fallon la invitó varias veces al emblemático ‘Tonight Show’ y la cadena HBO le dedicó la miniserie documental «Being Serena».

El año pasado, la editorial DC Comics la transformó en una de sus superheroínas, «Wonderous Serena», en un cómic titulado «Serving Up Justice» reservado para el formato digital.

En otros círculos, Serena Williams también es cercana a figuras como el matrimonio Obama o Meghan Markle, quien la invitó a su boda con el príncipe Enrique del Reino Unido, cuando no se deja ver en alfombras rojas como la de los premios Oscar de este año.

En la gala en que conmocionó al mundo del cine con su bofetada a Chris Rock, Will Smith ganó la estatuilla a mejor actor por su interpretación del padre de Serena y Venus en «King Richard».

Williams también ha sido portada de revistas como Vanity Fair, posando prácticamente desnuda con siete meses de embarazo, y Vogue, publicación a la que anunció este mes que había comenzado la cuenta atrás para su retirada.

Su gran interés por el mundo de la moda la llevó a participar en desfiles de la Fashion Week y ser musa del diseñador Virgil Abloh. En las canchas también destacó por originales vestuarios aunque significara romper normas y atraer críticas, cuando no era objeto de ataques sexistas y racistas.

Feroz luchadora en la pista, Williams también ha apoyado fuera de ella a movimientos como «Black Lives Matter» y «MeToo» y denunciado la desigualdad salarial de género.

Sus posiciones le valieron este mes unas vibrantes palabras de homenaje de Michelle Obama: «Serena, gracias por todo lo que has hecho para romper barreras y ser una luz positiva en este mundo. Todos te vimos llevar la corona de la grandeza con el tipo de humildad, gracia e integridad a la que todos podemos aspirar».

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