El juicio fue más allá del deporte, cuando Australia registra 58 mil 837 contagios en las últimas 24 horas
Novak Djokovic será deportado. Su batalla por disputar el Abierto de Australia, que arranca este lunes, sin vacunarse contra la COVID-19 terminó en un juicio en la Corte Federal de Australia. Por decisión unánime, un panel de tres magistrados formado por James Allsop, David O’Callaghan y Anthony Besanko dio la razón al gobierno del país que había decidido cancelar su visado por segunda vez.
«Me siento profundamente decepcionado», expuso Djokovic en un breve comunicado posterior. «Respeto la decisión del tribunal y cooperaré con las autoridades para mi salida del país», aseguró. «Me siento incómodo por haber sido el foco en las últimas semanas y ahora espero que este vuelva sobre el juego y el torneo que amo».
A las 09:30 de Melbourne, 23:30 del sábado hora peninsular española, comenzó un juicio que iba más allá del deporte, en mitad de una pandemia mundial y mientras Australia registraba 58 mil 837 contagios en las últimas 24 horas con 383 personas en las unidades de cuidados intensivos. Un contexto que jugaba en contra del tenista, presentado por el gobierno de Australia como un ‘peligro público’ para la salud.
Mala influencia
En resumen, el gobierno ‘aussie’, que aceptó la validez de la exención médica expedida por Tennis Australia para no pasar una cuarentena de 14 días, expuso en declaración jurada que Djokovic podría «alentar el sentimiento antivacunas», lo que derivaría en «un aumento de los disturbios civiles». Y censuró su actitud tras dar positivo el 16 de diciembre.
El caso es que Djokovic acabó perdiendo uno de los partidos más decisivos de su vida. Y que puede afectar gravemente a su imagen y a su carrera. Si decide no vacunarse como han hecho el 97% de sus compañeros, tendrá difícil también jugar en países como Estados Unidos (US Open) o Gran Bretaña (Wimbledon), que exigen la doble pauta. Australia no se lo ha permitido.
F. AS