Brasil, con nueve jugadores que militan en el balompié europeo, rompió con la tradición de su futbol amigable y atractivo.
Por tercera vez en la historia, la Selección Mexicana de Futbol disputó una semifinal de Juegos Olímpicos, pues con México 1968 y Londres 2012, como antecedente, este martes en Tokio 2020 el combinado nacional vio acción ante Brasil, por el pase a la Gran Final de la justa veraniega, duelo en que los dirigidos por Jaime Lozano Espín, llevaron al límite a sus rivales y definieron las acicciones en tanda de penales.
Con un marcador de 4-1 y un portero naciobal Francisco Guillermo Ochoa, que adivinó la trayectoria de varios balones, pero sin poder sacarlos, por lo que el equipo comandado por el experimentado Dani Alves, se llevó la victoria en uno de los encuentros más atractivos en lo que va del torneo.
Amarraron la medalla de plata, pero caminan con el objetivo de lograr la presea de oro y así subir a los más alto del podio, tal como se dio hace nueve años.
En un encuentro con cero tolerancia para los errores, los mexicanos con un parado 4-3-3, fiel al estilo ofensivo del director técnico, Lozano, se vieron superados en posesión de balón la mayor parte de los primeros 45’ minutos; con un trazo largo buscando a Richarlison, que el portero nacional Francisco Guillermo Ochoa atajó en el fondo, se demostró el poderío ofensivo de los sudamericanos.
Brasil, con nueve jugadores que militan en el balompié europeo, rompieron con la tradición de su futbol amigable y atractivo, y lo cambiaron por reclamos, patadas y artimañas, acciones que se pudieron ver reflejadas en la simulación de una falta, que el árbitro central había concedido en contra de los aztecas, pero tras la indicación del videoarbitraje (VAR), este hecho se anuló y el 0-0 en el marcador siguió hasta el término de los primeros 45 minutos.
El segundo tiempo vio a un México diferente, con mayor propuesta al ataque generado por jugadores como Sebastián Córdova, Alexis Vega, Henry Martín o Uriel Antuna, quienes de a poco comenzaron a pisar el área rival, al grado de cortar la circulación de la pelota orquestada por los brasileños.
Bajo un clima de 27 grados centígrados, los jugadores mexicanos contaban con mayor posesión del esférico.
El cuadro brasileño tuvo la ocasión más clara del partido a falta de ocho minutos para el final; Dani Alves, que apenas había pisado campo rival en el segundo tiempo, puso un centro medido a Richarlison, que cruzó con remate de cabeza a la meta de Guillermo Ochoa, pero el poste salvó a México, y los cartones no se movían; de esta manera se fueron al tiempo extra.
En el alargue no se hicieron daño, pero en los penales Brasil fue mucho más contundente, desde el primero convertido por Dani Alves. Santos detuvo el penalti de Eduardo Aguirre, Martinelli puso en ventaja a Brasil y Vásquez erró el segundo disparo mexicano.
Con Brasil impotente y México muy cómoda defendiendo el área de Ochoa, el partido llegó los penaltis. Los vigentes campeones impusieron sus galones desde el primer lanzamiento convertido por Dani Alves. Santos detuvo el penalti de Aguirre, Martinelli puso en ventaja a Brasil y Vásquez erró el segundo disparo mexicano. Guimaraes puso el 3-0, Carlos Rodríguez mantuvo un hilo de vida para México pero Reinier no dudó y marcó el gol definitivo.
Este no es un adiós para la selección mexicana, ya que disputará el próximo sábado 7 de agosto la medalla de bronce.