En el Día Internacional de los Museos, la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), rindió homenaje a la museógrafa María Teresa Márquez Martínez, la “mujer de hierro” detrás del rescate y puesta en valor del patrimonio ferroviario de nuestro país, al cual, en su opinión, aún “tiene que conseguirse un lugar en la cultura”.

Con cinco décadas de trayectoria, la especialista ha dedicado casi tres a la recuperación de este legado industrial, el cual pudo haberse perdido con la privatización del sector. Su tenacidad le hizo acometer, siempre acompañada de cómplices, lo aparentemente imposible: la instauración del Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos, en el centro de Puebla, y la puesta en marcha de un proyecto integral en torno a los diversos espacios y acervos de este sistema de transporte.

En la ceremonia, realizada en el Museo Nacional de Antropología, el director del Centro Cultural Helénico, Antonio Zúñiga Chaparro, dio lectura a las palabras de la secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto Guerrero, quien reconoció en la homenajeada “un ejemplo de amor por los museos como recintos vivos, lugares casi sagrados, donde la comunidad debe verse reflejada y, sobre todo, te ha caracterizado tu pasión única por ese símbolo de la travesía, del viaje, de la migración, parte fundamental de la historia patria: los ferrocarriles, que son también vehículo de transmisión de la cultura”.

En su intervención, el director general del INAH, Diego Prieto Hernández, hizo hincapié en que, desde sus tiempos de estudiante en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, Teresa Márquez Martínez se distinguió por su carácter militante y empático con la causa obrera, y fue una defensora de los derechos laborales dentro del propio instituto, del que formó parte entre las décadas de 1970 y 1980.

Ella, dijo, supo vincular su formación como antropóloga, “con la incursión en una herencia en la que muchos solo veían fierros viejos, desarrollando un programa de recuperación de los bienes y saberes de la cultura ferrocarrilera”. Destacó que Teresa Márquez Martínez es el octavo personaje homenajeado por el INAH, en el marco del Día Internacional de los Museos, sumándose así a las trayectorias de Mario Vázquez, Iker Larrauri, Jorge Angulo, Consuelo Maquívar, Julieta Gil, Manuel Oropeza y María Eugenia Vallejo.

Por su parte, el museógrafo Marco Barrera Bassols, colega de Teresa Márquez, calificó de increíble lo hecho por la actual titular del Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural Ferrocarrilero, al coordinar el rescate de una colección sin parangón en el mundo, envidiable, incluso, para instituciones como El Smithsoniano, en Estados Unidos.

Para ejemplificar lo anterior, del Programa Nacional de Registro de Bienes de Ferrocarriles Nacionales de México, en parte de los acervos históricos del museo homónimo constan 90 unidades de equipo rodante, locomotoras, vagones y maquinaria de trabajo; 22,603 bienes históricos y 86,000 imágenes que constituyen “una de las colecciones fotográficas más fantásticas de este país”.

La investigadora Graciela Schmilchuk y el periodista Luis Hernández Navarro trazaron el perfil de una mujer de fuertes convicciones, cuya vida profesional “ha estado dedicada a defender el patrimonio histórico frente a quienes impulsan la desamortización de los bienes culturales a favor de la industria turística y recreativa y del capital inmobiliario, pero también de quienes pretenden ‘waltdisneyzar’ nuestro pasado”, sostuvo este último.

Teresa Márquez Martínez expresó con humildad que todo este esfuerzo es colectivo y producto de saber escuchar al otro, entre ellos a los propios ferrocarrileros: “En el Programa de Ferrocarriles encontré amigos y gente empática con la labor que estábamos haciendo y que se comprometió conmigo, un proyecto que tiene distintos componentes: turístico, de movilidad, de naturaleza, pero que es un planteamiento cultural que busca transformar los espacios para el bien social.

“Con muchos de los presentes he tenido la oportunidad de colaborar, de trabajar o desarrollar un proyecto, de hacer algo. Lo que he tratado en cada experiencia es aprender y corresponder a la generosidad de compañeros y compañeras”, manifestó la homenajeada, quien sigue luchando por el reconocimiento de un patrimonio creado entre los siglos XIX y XX.

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