El ruido que generan sus sistemas de ventilación y planta eléctrica es constante y rebasa al menos en 20 puntos los decibeles permitido por la Semarnat.

La contaminación acústica que sufren vecinos de los clúster 11-11-11 y 88 de Lomas de Angelópolis los ha puesto en un severo estado de estrés, porque perdieron la paz – silencio – que habían logrado al mudarse a ese desarrollo residencial.

Hace unos meses abrió La Comer de Angelópolis, la cual quedó a 50 metros de la barda del complejo de casas. Con la apertura vinieron problemas como el exceso de ruido de día y noche generado por los  sistemas de ventilación y la planta eléctrica.

A través de cuentas en Twitter los afectados ha tratado de demostrar que el ruido al que están sometidos es constante y que supera los decibeles permitidos por Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para no considerarse contaminación auditiva; sin embargo no han tenido una respuesta favorable para obligar a la tienda a mitigar los impactos.

De acuerdo con la Norma Oficial Mexicana NOM-81-SEMARNAT-1994 los decibeles máximos de ruido para una zona residencial es de 55 puntos entre 6 a 22 horas y de 50 entre las 22 a 6 horas. En el caso de ruido industrial y comercial el limite máximo permitido es de 68 y 65 puntos, respectivamente. 

La modificación a la NOM-81 señala que la Organización Mundial de la Salud ha estimado que, al menos, 120 millones de personas en el mundo presentan problemas auditivos a consecuencia del ruido excesivo al que están sometidos, sobre todo en las grandes urbes.

También cita que «la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), ha informado que trece millones de habitantes de sus países miembros, entre ellos México, se encuentran expuestos a un nivel sonoro superior a 65 decibeles.»

«Al respecto, recientemente, en el año dos mil doce, la Fonoteca Nacional realizó la medición de los niveles sonoros en cinco puntos diferentes de la capital de la República Mexicana, reportando que en la Ciudad de México se excede el límite superior deseable que recomienda la Organización Mundial de la Salud», cita.

LA COMER REBASA 20 PUNTOS EL MÁXIMO PERMITIDO

Uno de los afectados es Román Lazcano, ex delegado de la Secretaría Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), que ha mostrado como los decibeles registrados cuando están prendidas las maquinas es de hasta 80 puntos, esto es veinte más que lo marcado por la Norma oficial. 




También expuso que hace un par de día, personal del Ayuntamiento de San Andrés Cholula – instancia que autorizó la instalación de la tienda – visitó la zona con empleados de La Comer para hacer una revisión al tema que denuncian sobre el nivel de ruido.

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La inspección se practicó sin autorización de los vecinos, quienes tampoco fueron notificados de estas acciones. No obstante, se comprobó que los decibeles registrados en los medidores de los funcionarios superaban los 65 decibeles al interior de las casas, ya que las bardas entre el conjunto habitacional y el supermercado tienen apenas un espacio de 50 centímetros entre ellas.



Para los afectados, hay omisión y supuesta colusión de funcionarios del ayuntamiento de San Andrés Cholula para no actuar contra la tienda ante la invasión del entorno habitacional.

LA PESADILLA INICIÓ CON LA CONSTRUCCIÓN

En la cuenta @PueEnPaz acusaron que desde que iniciaron los trabajos de construcción y operación del supermercado han padecido ruidos industriales causados por camiones durante las 24 horas del días, además que el centro comercial genera gases tóxicos y plagas.

Además narran que La Comer rellenó el terreno donde se construyó, dejando su nivel de piso a la altura de la barda de los vecinos.

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